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Solidaridad versus subversión

26 de junio de 2019

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El abrazo del presidente cubano Miguel Díaz Canel a los Pastores por la Paz, venidos desde  Estados Unidos para expresar solidaridad con Cuba, es como traer a nuestros días aquellos diversos encuentros que sostuvo Fidel, nuestro Comandante en Jefe, con quienes iniciaron y prosiguieron este movimiento, ejemplo de amor y de amistad.

Esta vez, los conocidos «caravanistas» impusieron su voluntad férrea de apoyar a la Isla digna y valiente, ahora castigada con nuevas sanciones, con prohibiciones para que los ciudadanos estadounidenses nos visiten, y otras, que siempre han encontrado aquí el muro de la resistencia al que se unen personas solidarias de todo el mundo.

Por 30 ocasión consecutiva llegaron estos amigos norteamericanos que durante su estancia en nuestro país conocerán obras en ejecución, recorrerán lugares históricos y hasta contribuirán con trabajo voluntario a seguir levantando la obra mayor: la Revolución.

El gesto no puede ser más revelador de que Cuba cuenta con muchos amigos y defensores de nuestra Revolución, dentro de los propios Estados Unidos.

Y precisamente coincidiendo con la llegada de los Pastores por la Paz, una noticia circulaba por las redes, ésta totalmente opuesta al sentido humano y dedicada a instigar la subversión.

Se trata de la aprobación por la Cámara de Representantes de Estados Unidos de otros 32 millones de dólares para ser empleados en los planes de agresión contra Cuba.

No sé si el pueblo de los Estados Unidos tenga conciencia clara de cuantos cientos o quizás miles de millones de dólares ha tenido que aportar, como contribuyente, a la guerra que durante estos 60 años han llevado adelante las distintas administraciones en ese país.

Es muy posible que la respuesta sea NO. En definitiva, en esa sociedad donde el dinero lo determina todo, hasta la vergüenza o falta de ella de los mandatarios y partidos políticos en el poder, puede resultar muy normal, lo mismo que miles de millones de dólares se empleen en guerras, bombardeos y agresiones; o que se utilice parte de ellos para pagar mercenarios, desarrollar planes mediáticos subversivos, crear y pagar emisiones de radio y televisión que no se escuchan ni se ven en la Isla, etc.

Y es interesante y a la vez ridículo que dentro de esa partida millonaria, 12 millones 973 000 dólares estén dedicados a la radio y televisión Martí, ambos engendros que ni se oyen ni se ven en territorio cubano, y que durante décadas solo ha servido para quienes las inventaron e impulsan, se apoderen de cifras millonarias aportadas por los contribuyente.

La otra cantidad —20 millones de dólares— están destinados a la subversión interna en Cuba o lo que es igual, pagar mercenarios, ofrecer pasajes y viáticos a llamados opositores para que viajen a Estados Unidos y Europa a cacarear sobre las ya vencidas retóricas de falta de libertades y no respeto a los derechos humanos.

En fin, los gobiernos de Estados Unidos siguen apostando y aportando mucho dinero, a que Cuba se rinda, que la Revolución se derrumbe, que su pueblo se rinda por hambre.

Trump es el más actual y genuino representante de esa fracasada política, y —estoy seguro— será uno más en la ya larga lista de mandatarios que desde Washington quieren imponernos lo que el pueblo cubano jamás aceptará: el dominio y la colonización.

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