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Solavaya… para Donald Trump

20 de enero de 2021

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Prácticamente por la puerta de atrás y sin hacer todo el ruido que le hubiera gustado. Así se ha despedido de la Casa Blanca el presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump, en su último día como inquilino, este miércoles 20 de enero en torno a las 8 de la mañana, hora de Washington, según reportes del sitio digital HuffPost.

De ahí, el mandatario y su esposa Melania, han volado a la base de Andrews, donde se han tirado salvas de honor y Trump pronunció sus últimas palabras como presidente de Estados Unidos. «Han sido cuatro años increíbles», dijo antes de dar las gracias a su familia, a sus amigos y a los trabajadores que le han acompañado estos años.

Con su ego característico expresó: «Nuestros números han sido increíbles»… «Tenemos el mejor país; tenemos la mejor economía», como si sus conciudadanos y el mundo todo no supiera que Estados Unidos vive la peor crisis de su historia, en lo moral, lo político, lo económico y lo ético, precisamente por culpa de quien ahora, como derrotado, abandona la Casa Blanca.

Desafiante como lo ha sido hasta hoy, aseguró que: «Estaremos de vuelta de algún modo».

Tomaba entonces, por última vez como mandatario, el avión presidencial Air Force One rumbo a su mansión privada en Palm Beach (Florida), donde, por cierto, ya los vecinos del lugar han dicho que no lo quieren.

Este fue el final del mandato del todopoderoso Donald Trump que, me imagino, vería por televisión el acto de toma de posesión de Joe   Biden como el presidente número 46 en la historia del país.

La ceremonia, necesariamente limitada por recomendaciones sanitarias por la pandemia de la Covid-19, tuvo que efectuarse, por primer a vez en la historia, en medio de una ciudad sitiada por miles de efectivos militares totalmente armados, como medida de protección ante posibles actos terroristas como el ocurrido en el mismo Capitolio estadounidense el pasado 6 de enero, cuando grupos fundamentalistas instados por Trump, invadieron los locales con el interés de revertir el resultado electoral que deba la victoria al demócrata Biden.

El recién investido presidente, en sus palabras, llamó a terminar la «guerra incivilizada» que está viviendo la nación y aseguró que, como mandatario, trabajará no solo a favor de quienes votaron por él, sino por todos los habitantes de ese «gran país».

En una inusual confesión de los males que laceran la sociedad estadounidense, dijo que su administración «enfrentará y derrotará la supremacía blanca y el terrorismo interno».

A sabiendas de cómo Trump deja a la sociedad dividida, el nuevo gobernante reconoció que su objetivo será el de «unir al pueblo».

Su discurso cumplió con las expectativas creadas, por cuanto fue todo lo opuesto a la manera en que su antecesor, Donald Trump, se expresaba en los momentos más importantes de la vida política del país.

Ahora las primeras expectativas se relacionan con las 17 órdenes ejecutivas que se ha propuesto firmar en su primeros días en la Casa Blanca, como la de detener la construcción del muro fronterizo con México, legislar cobre nuevos mecanismos de inmigración y unión entre familias separadas durante el gobierno de Trump, volver a su país al Acuerdo de París sobre Cambio Climático, y a la Organización Mundial de la Salud, entre otros.

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