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Sin raciocinio: racismo

24 de marzo de 2021

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Más de un siglo y medio después de la abolición de la esclavitud, Estados Unidos lidia con un racismo profundamente anclado en la sociedad.

Los reiterados tiros mortales de policías blancos contra negros desarmados no hicieron más que atar los resentimientos entre ambas partes.

Ello se ha mantenido en los últimos años, incluidos durante los dos mandatos del presidente afronorteamericano Barack Obama, quien se presentó como mandatario de todos los estadounidenses, pero no influyó en nada, por el contrario, para disminuir los problemas al respecto.

Se profundizó bajo el mandato de Trump y no parece que disminuirá durante el período recién iniciado de Biden.

Amistades en Georgia me recuerdan a menudo que la mitad de los más de 8 000 negros colgados y quemados en Estados Unidos, según cifra conservadora, pertenecen a ese estado, mientras se mantiene la sede de la organización racista Ku Klux Klan (KKK) en el estado de Arkansas, donde, a pesar de una pálida decisión oficial, se mantiene ondeando una bandera con dos diagonales azules que se cruzan sobre un fondo rojo y se alinean 13 estrellas blancas.

Es la bandera de la Confederación, con la que el KKK ha sembrado durante décadas el terror entre los afronorteamericanos.

Durante los diferentes desfiles los integrantes del clan ondean esta bandera presuntamente prohibida, subrayo, pero que sigue siendo utilizada como símbolo por los neonazis, paramilitares de extrema derecha y cabezas rapadas, a veces junto a la esvástica del nacionalsocialismo de Adolf Hitler.

“Es el estandarte de la hegemonía blanca”, sostiene el diario Los Ángeles Times, por eso no sorprende que los autores de crímenes contra los negros la ondean antes y durante los asesinatos, como se recuerda en el caso del autor de la matanza de Charleston, Dylan Roof, quien dio muerte a nueve afronorteamericanos.

Se trata de un símbolo escandaloso de un pasado brutal, pero, aunque subsiste y hasta se llega a legislar sobre su retiro, se sigue exponiendo y no hay policía alguna que trate de retirarlo, como se demostró en el asalto promocionado por Trump al Capitolio.

Esto en lo externo, pero también en lo interno, no menos cruel, aísla a voces que denuncian la naturaleza anticientífica y violatoria de los derechos humanos, y como el pensamiento occidental profundizó el desarrollo de la filosofía racista.

Para ello jugó un papel decisivo la antropología social, realizando una aplicación simplista de las teorías de la “lucha por la vida” y “supervivencia del más apto” de Charles Darwin al campo de las ciencias sociales, dando origen al darwinismo social.

En este sentido se ha sostenido que “el racismo fue una ideología fruto de la bipolarización de las teorías sociológicas”. De estos sucesos se comprende que la comunidad racista ha utilizado instrumentos de la razón, como la ciencia, en un intento por lograr que sus ideales y sus acciones sean justificables, lógicos y propios del raciocinio.

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