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Si de corrupción se trata…

2 de julio de 2013

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El fenómeno de la corrupción es el más percibido y corrosivo en la inmensa mayoría de los gobiernos del planeta, ya sea en forma de tráfico de influencias, u obtención de favores ilícitos a cambio de dinero u otros favores, y el actual de Costa Rica se lleva las palmas en esta violación de los derechos humanos, porque vulnera el de la igualdad ante la ley y conduce a la sustitución del interés público por el  privado de quienes se corrompen.
En este contexto 16 ministros del gabinete de Laura Chinchilla han tenido que renunciar envueltos en escándalos y errores, apenas transcurridos poco más de la mitad de su período presidencial, sin que se investigase a fondo sus delitos, por lo que solo el pueblo ha pagado por ello. .
La baja más reciente fue la del ministro de Comunicación, Francisco Chacón. luego de confirmar que viajó junto a Chinchilla en un vuelo  gestionado por él, en el avión de la empresa THX Energy –que no cobró nada-, propiedad de Gabriel Morales, relacionado con  lavado de dinero y narcotráfico y socio del capo colombiano Luis Carlos Ramírez, alias “Chupeta”.  El escándalo hecho hizo renunciar al viceministro de la Presidencia y Comisionado Antidrogas y Director de la Dirección de Inteligencia y Seguridad (DIS), Mauricio Boraschi, y a la asistente personal de la Presidenta, Irene Pacheco.
Otro de los Ministros que dejó su cargo fue Francisco Jiménez, quien abandonó la cartera de Obras Públicas y Transportes por uno de los eventos de corrupción más grandes presentado durante esta Administración: la construcción de una trocha fronteriza, a fin de beneficiar a personal gobernante, cuyos nombres permanecen en las sombras.
El ex ministro de Hacienda, Fernando Herrero, renunció el 3 de abril del 2012 al quedar en entredicho el cumplimiento de deberes tributarios de una sociedad en la que participó.
Por su parte, José María Tijerino, del Ministerio de Seguridad, renunció en abril de 2011. Una de las razones fueron las averiguaciones sobre el estado de una causa judicial contra el ex ministro Rodrigo Arias. Estos fueron los casos que más sonaron. NETO GOBIERNO NEOLIBERAL
De las presidentas que gobiernan países latinoamericanos, Laura Chinchilla es la única  impopular, con solo el 26% de aceptación, incluso más bajo que el peor entre los mandatarios, el del chileno Sebastián Piñera.
Consabidas son las excusas de la Presidenta acerca de los entuertos causados durante su gobierno, achacándoselos a una supuesta mala asesoría, pero, realmente, no hay indicios de que trate de arreglar en algo los problemas que siguen envolviendo a Costa Rica en la peor crisis de su historia. Nada de ingenuidad, como señalan algunos, porque la mandataria cursó estudios superiores en Estados Unidos, por supuesto, y sabe lo que hace para proseguir la política neoliberal de administraciones anteriores, principalmente la de Oscar Arias.
José María Villalta, del frente Amplio de Costra Rica, resume así la gestión presidencial: “Laura Chinchilla gobierna para los banqueros”, al analizar la coyuntura  de un país donde el discurso de “la felicidad” –con el que los grupos hegemónicos intentan disfrazar una realidad conflictiva- ya no da más para encubrir las crisis política, económica, ambiental y social.
Considera que “para las grandes transformaciones que necesita el país, los dos últimos han sido años perdidos, se siguió aplicando lo peor de la administración del expresidente Oscar Arias”, y  “es un gobierno del continuismo de las políticas que se han implantado en Costa Rica en los últimos 25 a 30 años, totalmente conforme con la agenda neoliberal”. Se recuerda que el anterior gobierno creó la crisis fiscal que dejó a Chinchilla, por la cual los más ricos del país quebraron al Estado, porque aplicaron una vez más un ciclo clientelista a costa del gasto público, con el fin de para ganar las elecciones del 2010.
Al actual gobierno también le estallaron varias crisis en la cara, como la de la Caja Costarricense del Seguro Social : es decir, no es provocada por Laura Chinchilla, sino por la acumulación de décadas de gobiernos neoliberales corruptos, que meten la mano en la institución con intereses politiqueros, para favorecer el negocio de las clínicas privadas; y servir de alcahuetes a las empresas que tienen deudas millonarias con la seguridad social.
“Es decir, aprecia Villalta, vemos un gobierno que intenta apagar los incendios que aparecen por todas partes, pero que en lo esencial no intenta cambiar ninguna de las causas que nos tienen hoy como estamos”.
Por todo lo anterior, “el actual gobierno perdió el rumbo, porque los hermanos Arias (Oscar y Rodrigo), en un gesto de ambición desmedida nunca antes vista, lanzaron muy temprano la candidatura de Rodrigo Arias para perpetuarse en el poder, y eso generó una fricción con el grupo que está en la Administración Chinchilla. Lo cierto es que el panorama no es bueno en sentido alguno, porque el actual partido gobernante, de Liberación Nacional, cree que va a mantener el poder, sostiene a la figura de Chinchilla, quien tampoco es cuestionada por los principales partidos de oposición, debido a que también se han beneficiado con toda esta corruptela.
Lo triste es que este deterioro y descomposición tampoco se traduce en alternativas políticas claras, porque quienes están en el poder maniobran para incrementar el abstencionismo, que la gente crea que no hay nada que hacer, que todos los políticos son iguales. Además, la izquierda es aún muy débil y no ofrece una alternativa mejor, por lo que, al parecer, el continuismo en Costa Rica será total, con toda esa parafernalia que “adorna” a la corrupción.

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