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Seguimos siendo millones

1 de mayo de 2020

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Este Primero de Mayo volvimos a ser millones los cubanos que amanecimos cantando el Himno de combate. Unos en sus puestos de trabajo y otros muchos en distanciamiento social, cumpliendo la orientación de «quédate en casa».

Es la fecha en que hace 20 años, Fidel, nuestro Fidel, en la Plaza de todos, pronunciaba el «Concepto de Revolución», una verdadera definición que resume lo que desde entonces y para siempre, debe ser el estandarte de lucha de quienes en la Isla de la dignidad, seguiremos siendo millones en defensa de un proyecto social único que nos hace invencibles.

Temprano en la madrugada y acompañado por una llovizna necesaria, me empeñaba en proteger la enseña nacional colgada del balcón desde la noche anterior.

Al lado, un gran afiche con el retrato de Fidel. Todo estaba listo para que a las 8 de la mañana, la hora señalada, cantáramos el Himno Nacional y comenzáramos nuestro «desfile».

Así, estoy seguro, lo hicimos millones de cubanos. Lo hizo el médico que en la línea roja, la del enfrentamiento a la COVID-19, convierte en «Plaza» su sala de terapia intensiva, o su laboratorio, o su hospital todo, transformado hoy en un lugar que, aunque con el silencio imprescindible que se requiere, tiene en cada corazón de cubano el compromiso de luchar y la convicción de vencer.

Esta vez al entonar el Himno me sentía en medio de aquella multitud que 20 años atrás estuvimos allí, en la Gran Plaza, escuchando a Fidel.

En mi mente y ante mis ojos, el Comandante, que parecía entonces tener la premonición de que sería su último discurso en tan importante celebración proletaria.

A la vez, lo veía inaugurando obras de la salud, la ciencia, lo mismo en el Polo Científico que concibió y llevó a feliz término, que en un Consultorio del médico de la familia o en un moderno centro hospitalario. Sabía Fidel que eran obras imprescindibles para los combates que nos deparara el futuro. Hoy en la batalla contra la COVID-19, esa previsión del Comandante en Jefe es una realidad.

Aunque fueron segundos de pie y firme en mi balcón con el Himno de la Patria en mi corazón y mi voz truncada, el tiempo se me hizo infinito en el recuerdo, también por el privilegio de haber vivido ya más de siete décadas y haberme hecho periodista en época de Fidel.

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