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Se sabía: mucho peor

24 de octubre de 2023

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A Israel no hay que crearle pretextos para asesinar a palestinos y su oficial objetivo: “limpiar” la Tierra Prometida y crear el Gran Eretz.

Si hace unos años apenas ataques con unos pocos cohetes artesanales -aunque no causara víctimas- desataba una respuesta rápida, furiosa y criminal, que en una ocasión dejó más de 6 000 muertos, la más reciente acción violenta y sorpresiva de la organización guerrillera Hamás contra cualquier objetivo del Estado sionista, dio el esperado pretexto a Tel Aviv para el actual genocidio en la Franja de Gaza, que despertó una reacción mundial de repudio al abominable hecho, menos de Estados Unidos y de sus principales aliados.

Tal es así que Estados Unidos envió dos portaaviones a la zona, puso a disposición de Tel Aviv marinos y pilotos de origen judío y prometía fuerte ayuda financiera, mientras los sionistas destruían sistemáticamente la estrecha y abigarrada zona, haciendo añicos con sus bombardeos a hospitales, iglesias y otros inmuebles civiles, reportándose la muerte diaria de más de un centenar de niños, en tanto eran cortados los suministros de agua, alimentos y combustibles.

A nadie se le escapaba que ahora iba a ser peor, mucho peor, con una una masacre sin precedentes. La ley israelí, según la cual una muerte judía vale cien muertes palestinas, actúa una vez más para lavar la humillación de que el cuarto ejército del mundo haya sido sorprendido desde la cárcel a cielo abierto más vigilada del planeta por un grupo de guerrilleros suicidas.

Con la importante salvedad de las odiosas y atroces muertes indiscriminadas y toma de rehenes de civiles inocentes, la fugaz incursión de Hamás recuerda al desesperado levantamiento judío del gueto de Varsovia de abril-mayo de 1943: humillación de la potencia racista ocupante y, pasada la sorpresa, devastación del gueto. Eso es lo que está pasando.

 

ASÍ ES LA POLÏTICA OCCIDENTAL

Los tres principales países europeos, Reino Unido, Francia y Alemania se han declarado, junto a Estados Unidos e Italia, “unidos y coordinados para garantizar que Israel pueda defenderse”.

Palestina lleva muchos años retratando la política occidental. Gracias a ese apoyo, el invocado derecho de Israel a la existencia, se traduce en el derecho a la aniquilación de los palestinos.

La suma de la herencia colonial europea y su responsabilidad por el genocidio de seis millones de judíos tiene por absurda y trágica consecuencia permitir que Israel se proponga y acometa la destrucción de los palestinos no solo como entidad política y nacional, sino como sociedad.

Esos tres países fueron primero responsables del colonialismo judío en Palestina. El Reino Unido por la Declaración de Balfour de 1917 prometiendo un hogar al sionismo en tierras que había que quitar a otros. Alemania por el Holocausto, que, lógicamente, precipitó posteriormente el éxodo masivo hacia aquellas tierras. Francia, por su complicidad en la detención, deportación y eliminación de judíos mediante el colaboracionismo de su gobierno con Hitler.

Esos mismos países fueron a continuación responsables por pasividad del incumplimiento de un acuerdo de paz alcanzado en 1993 en Oslo, por el que los palestinos renunciaron a la lucha armada –un recurso legítimo contra el ocupante–, a cambio de la formación, en el plazo de cinco años, de su Estado en Gaza y Cisjordania, según las resoluciones de la ONU.

Tres años después de la firma de aquellos acuerdos, el general israelí que los firmó, Isaac Rabin, fue asesinado, no por los palestinos, ni por Irán o algún Estado árabe, sino por un extremista religioso judío. Su sucesor como primer ministro y también general, Ariel Sharon, torpedeó los acuerdos de Oslo. El firmante palestino de los acuerdos, Yasser Arafat, acabó recluido en su sede palestina y murió en el 2004, probablemente envenenado por Sharon, como recuerda el veterano experiodista de Beirut Rene Naba.

Los palestinos no tuvieron su Estado, Israel continuó ampliando sus asentamientos ilegales, y se retiró militarmente de Gaza para convertirla en prisión, sin que los países europeos dijeran ni hicieran nada a efectos prácticos. Hace cuarenta años que no hacen nada, más allá de subvencionar el mantenimiento de la prisión israelí con infraestructuras, que el ejército ocupante destruye periódicamente en sus incursiones.

Al contrario, premian a Israel con relaciones privilegiadas con la Unión Europea, mientras Estados Unidos sigue siendo el principal protector en las continuadas violaciones del Derecho internacional y del constante genocidio del pueblo palestino.

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