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Se impone un acuerdo

3 de mayo de 2023

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La política de desgaste, en la que los partidarios de las guerras y la confrontación imponen sus maneras de actuar, siempre ha sido contraria a la de prevención, diálogo y flexibilidad, tan vitales para construir consensos y evitar derramamientos de sangre.

Puede suceder en viejos conflictos que han transitado por todo tipo de traspiés para que no se resuelvan, o en otros, no tan viejos, pero en los que se entrecruzan factores internos y externos, maneras de pensar y actuar distintas, intereses ajenos a quienes están involucrados, entre otros.

En el caso de Colombia, recuerdo las primeras conversaciones en La Habana, entre el gobierno de Bogotá y la guerrilla de las FARC. Días y meses difíciles, que cuando más cerca de una solución parecían estar, algún elemento adverso, de una u otra parte, hacían peligrar las esperanzas.

Pero se llegó al Acuerdo y se sabía que el documento en sí no sería suficiente. Y así ocurrió. Un nuevo gobierno tomó las riendas de esa nación, y la paz fue quebrada, y todavía hoy no se ha convertido en realidad.

La guerrilla de las FARC ha sido golpeada, su regreso a la vida civil no se respetó, los asesinatos de sus líderes y de otros del sector indígena, campesino y otras capas sociales, pasaron a ser una constante, y los grupos paramilitares y del narcotráfico batieron palmas mientras más hojas del citado Acuerdo de Paz iban cayendo al cesto de la basura, donde le destinó su lugar el gobierno de Iván Duque.

Los años pasaron y llegó a la presidencia colombiana Gustavo Petro, un hombre más que comprometido con hacerlo todo en favor de la paz, no solo con las FARC, sino también con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y con otros grupos guerrilleros e, incluso, de paramilitares.

Volvieron a la mesa de negociación los representantes del Gobierno de Petro y el movimiento guerrillero ELN. Y no ha sido para nada fácil reiniciar los diálogos, buscar la calma y la construcción colectiva de un consenso que se enfoque en lograr la paz, en un país que tanto la necesita luego de muchas décadas de confrontación y guerras.

Ahora ambas instancias, el gobierno colombiano y la guerrilla del ELN se reúnen en La Habana y un primer y muy importante objetivo sería la concertación de un verdadero cese al fuego.

El comienzo de las jornadas de plática fue de agradecimiento por ambas partes para la nación cubana, que antes y ahora ha abrigado los diálogos con el deseo de que una paz verdadera de imponga por encima de toda adversidad en la Colombia tan mutilada por los conflictos.

También ambas partes, gobierno y guerrilla, han asegurado que vienen a este ciclo de diálogo con el objetivo de «pactar un cese al fuego»

Más que todo, tanto Colombia, como toda América Latina y la comunidad internacional, están expectantes al desarrollo de las conversaciones y con el deseo de que, de una vez por todas, la paz se convierta en el presente y salga del marco de reuniones para concretarse en hechos.

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