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Se cayeron las máscaras

13 de octubre de 2022

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La administración Biden, que había prometido revertir la situación creada por Donald Trump al apartarse del Acuerdo Nuclear con Irán (PIAC por sus siglas en inglés), ha hecho, como con otros muchos compromisos de campaña, caso omiso a sus promesas electorales.

Una y otra vez en el último año y medio, Joe Biden ha dado tumbos, ha dicho una cosa y ha hecho otra, apartándose de acuerdos internacionales de mucha importancia, tal y si fuera el republicano Trump quien estuviese en la Casa Blanca.

Este miércoles 12 de octubre, el vocero del Departamento de Estado, Ned Price, informó que «la administración del presidente Biden, no está enfocada en este momento en los esfuerzos destinados a revivir el Acuerdo Nuclear de 2015, sino que pone su foco de atención en apoyar las protestas violentas que se suceden en el país persa».

Se trata, sin que quepa duda alguna, de que a Washington, con Biden o con Trump, no le interesa para nada la paz mundial, ni el compromiso con la detención de la carrera nuclear, que pueda llevar a una confrontación apocalíptica.

Renunciar al Acuerdo con Irán, y a su vez, estimular la desestabilización de la nación, a través de manifestaciones pacíficas, que se convierten en actos de enfrentamiento, forma parte de una tesis ya practicada en muchos otros países, a los que las administraciones estadounidenses aportan cuantiosas sumas de dinero y hasta entrenamiento a los agitadores.

El propio vocero del Departamento de Estado ha culpado a las autoridades de Teherán, de un «impasse» en las negociaciones para revivir el Acuerdo, cuando en realidad ha sido Estados Unidos quien sigue sin revertir la situación creada por Trump, principalmente la política de sanciones contra la nación persa.

Una realidad a tener en cuenta es que quien abandonó el Acuerdo Nuclear fue el gobierno de Estados Unidos, incluso a espaldas de sus aliados europeos, aun cuando la propia ONU había calificado tal documento como «uno de los hechos más significativos para el alcance de la paz, en los últimos años».

Con el ánimo de revertir la situación e instaurar dicho acuerdo, los países miembros del grupo encargado de allanar el camino para su consecución, volvieron a la mesa de negociaciones con las autoridades iraníes y cuando ya todo parecía listo para su rúbrica, el gobierno de Joe Biden se aferra en mantener las sanciones y con ello no volver al diálogo necesario.

Según denuncia el gobierno iraní, la indecisión de Washington y las presiones del lobby israelí, acérrimo opositor al acuerdo nuclear, han provocado múltiples interrupciones en las maratónicas conversaciones —iniciadas desde abril de 2021— y han imposibilitado el alcance de un pacto final, que reviva el PIAC y elimine las sanciones reimpuestas por EE.UU. a Irán tras la salida unilateral de Washington del pacto, desde 2018, se recoge en un despacho noticioso de Hispantv.

El propio medio de prensa señala aspectos tratados por muchos analistas, quienes opinan que «Estados Unidos, tras el fracaso de su política de sanciones y la campaña de ‘presión máxima’ contra Irán, está incitando a disturbios y actos de caos en el país persa».

Sin duda alguna, las máscaras se le han caído a la administración de Joe Biden y su actuación tipo Donald Trump, se hace más sistemática, como copia al papel carbón.

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