ribbon

Se abrió una nueva era

23 de julio de 2021

|

 

Resulta generalmente admitido por la ciencia histórica –al margen de las consideraciones políticas de sus intérpretes y de todo lo que pueda haber ocurrido posteriormente– que el 7 de Noviembre de 1917 se abrió una nueva era para el futuro de la humanidad y que la Gran Revolución Socialista de Octubre, que tuvo lugar en la Rusia zarista de entonces, marcó el inicio de esa novedosa etapa, ignota y a la vez sin precedentes.

Algo muy parecido sucede con el 26 de julio de 1953, en lo concerniente a la historia y al futuro de América Latina y el Caribe, con la diferencia de que los bolcheviques de Lenin obtuvieron la victoria inmediata y la oportunidad de iniciar la construcción de la nueva sociedad y del primer estado de obreros y campesinos en el contexto universal, con todas sus consecuencias.

En Cuba, el asalto a los cuarteles Moncada y Céspedes, de Santiago y Bayamo respectivamente, no pudo obtener el triunfo militar que se necesitaba para desatar el movimiento popular previsto por Fidel Castro y sus combatientes, haciendo extender la lucha hasta ocasionar la derrota de la tiranía batistiana y posibilitando la llegada de la Revolución al poder político en esos momentos.

No obstante, sus repercusiones fueron inmensas no solo para Cuba, sino fundamentalmente para toda la región. Tanto los oprimidos como los opresores pudieron ir entendiendo poco a poco que aquel movimiento presentaba rasgos y características muy propias que lo distinguían o diferenciaban de los michos que la región latinoamericana y caribeña habían presenciado hasta entonces.

Siendo una derrota militar con alto costo en vidas de prisioneros asesinados, tortura, persecución y cárcel, se convirtió desde entonces en una verdadera victoria de las ideas y como tal ha prevalecido y se ha profundizado desde aquella fecha cuyo Aniversario 68 ahora conmemoramos.

La memorable autodefensa de Fidel Castro ante los jueces, conocida como “La Historia me absolverá”, y su posterior divulgación aún en las condiciones de clandestinidad contribuyó decisivamente a exponer el sustento ideológico de aquel movimiento, considerado por algunos como insólito en la acción pero sorprendentemente sólido, justo y audaz en su pensamiento.

El 26 de julio, ajustado a las condiciones concretas, las realidades y necesidades de aquella Cuba, no cabe duda de que rompió mitos, renovó estilos del trabajo político y de la cultura de hacer política, traspasando fronteras, con nuevas vías y esperanzas.

En América Latina y el Caribe, sus héroes y mártires abrieron una nueva era y obtuvieron una victoria de las ideas, que aún perviven luminosas.

Comentarios