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Rusia-China: alianza por la paz

9 de febrero de 2022

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Mientras el gobierno imperialista de Estados Unidos coloca irresponsablemente al mundo al borde de la guerra, mediante provocaciones y amenazas de conflagración que pueden llegar hasta la desaparición de la humanidad, la Federación de Rusia y la República Popular China -que son las otras dos más poderosas e influyentes potencias mundiales- reafirman y consolidan sus coincidencias políticas, su cooperación económica y sus objetivos estratégicos en general transitando un camino que puede conducirla exitosamente no solo a ellos sino al resto del planeta hacia la prosperidad y la sostenibilidad, con justicia y soberanía.

Ese es el saldo de la más reciente visita del presidente ruso Vladimir Putin a Beijing, a donde concurrió para acompañar al pueblo chino y a sus autoridades en la apertura de los Juegos Olímpicos de Invierno 2022 amenazados por el bochornoso e indigno boicot de Estados Unidos y algunas llamadas “potencias occidentales”, como parte de sus desesperadas y enloquecidas acciones coercitivas y arbitrarias, en este caso contra China.

Las conversaciones chino-rusas, en este ocasión, revistieron particular importancia pues tuvieron lugar en momentos de peligro inminente para la paz mundial y donde se observan como telón de fondo los intentos de la Administración Biden de desatar en tierra europea -muy lejos de las suyas propias- una guerra de agresión contra Rusia que, aunque no la derrote, la desgaste y destruya parte de su riqueza, detenga su desarrollo económico y la obligue a involucrarse en una aventura militar generada por el imperialismo norteamericano y algunos pocos socios europeos que aparentemente le seguirían.

El pleno apoyo de la totalidad de la OTAN y la Unión Europea a semejante aventura -que no es ajena al choque interno entre grupos de poder político y económico dentro de los propios Estados Unidos- tampoco está asegurado hasta ahora.

Aun el gobierno ucraniano se muestra preocupado y alarmado por el probable destino de su territorio, convertido en escenario y teatro de operaciones de una guerra devastadora y sangrante que lo reduciría a cenizas y cementerios. Es un terrible recuerdo de lo que ya conocieron durante la Segunda Guerra Mundial y pensaron no regresar jamás. En el pasado siglo XX, Europa fue escenario de dos guerras mundiales en menos de 30 años y no parece dispuesta a volver a serlo. De ahí que los gobiernos europeos actuales vacilen o se nieguen abiertamente -como Hungría- a acompañar la aventura yanqui y reclamen una negociación urgente y justa aerca de las contradicciones que puedan haber surgido entre Rusia y Ucrania, de las cuales Washington pretende criminalmente aprovecharse para involucrar a Moscú en una guerra insensata de la cual Europa siempre saldría perdiendo.

La alianza por la paz entre China y Rusia se ha puesto de manifiesto una vez más. Ambas naciones aseguran y garantizan hoy el precario equilibrio del mundo, que el imperialismo yanqui quiere romper a su favor para regresar a los tiempos en que fue potencia hegemónica y única con las manos libres para la dominación y el saqueo.

Los pueblos heroicos y laboriosos de China y Rusia han recorrido un largo y doloroso camino hasta llegar a nuestros días y ni ellos ni sus autoridades actuales -sabias y lúcidas- están dispuestos a torcer el rumbo. Ello les confirma en la alianza por la paz y la decisión de defenderla.

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