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Retiro previsto

25 de octubre de 2018

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Todo estaba preparado, por lo que no tenía nada de sorpresivo el anuncio y luego la reiteración hace unas horas del presidente norteamericano, Donald Trump, de retirar a Estados Unidos del Tratado sobre las Fuerzas Nucleares de Alcance Corto e Intermedio ´ (INF, por su siglas en inglés), como una movida en ocasión de los comicios de término medio de noviembre, para fabricar diversos armamentos en beneficio de la industria bélica y su inoculta ansia de convertir a EE.UU., en la nación dominante en un mundo unipolar.

Ya en una reciente reunión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), “voces aliadas” se quejaban del incumplimiento por Rusia del convenio firmado con EE.UU., sin presentar pruebas fidedignas, cuando ya Washington violaba a diestra y siniestra el convenio, por lo cual Moscú era el que tenía que haberse retirado antes del INF, pero intentó evitar un mal mayor y poner al mundo en grave peligro.

El Tratado INF (por las siglas en inglés de Intermediate-Range Nuclear Forces) es un acuerdo entre los Estados Unidos y la Unión Soviética firmado en Washington D.C. el 8 de diciembre de 1987 entre el entonces presidente de los EE.UU., Ronald Reagan, y el secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov. Fue ratificado por el Congreso estadounidense el 27 de mayo del año siguiente, y entró en efecto el 1 de junio del mismo año.

El tratado eliminó los misiles balísticos y de crucero nuclear o convencional, cuyo rango estuviera entre 500 y 5 500 kilómetros (denominados euromisiles). En la fecha límite del tratado, el 1 de junio de 1991, 2 692 misiles fueron destruidos, 846 por EE.UU y 1 846 por la Unión Soviética. Bajo este tratado, ambas partes tenían permiso para inspeccionar las instalaciones militares del otro.

Pero en el 2000 la administración de Bush hijo inició el despliegue del escudo antimisiles (Ground-Based Midcourse Defense) estadounidense y en el 2007 Rusia estimó que el armamento que Estados Unidos pretendía instalar en Polonia y en la República Checa en el marco de ese proyecto violaba los términos del Tratado INF.

El Pentágono respondió que los misiles de su escudo antimisiles tendrían un papel defensivo frente a un eventual ataque, y que, por esa razón, no entraban en el marco previsto en el convenio.

Moscú acaba de reconocer que ha procedido al despliegue de misiles del tipo 9M729, sobre los cuales se sabe solamente que el Pentágono los considera una violación del Tratado INF, pero ello no ha sido establecido.

Realmente, reiteramos, el objetivo principal norteamericano es lograr un mundo unipolar, queriendo chantajear tanto a Rusia como a China, que no es firmante del convenio.

Ello coincide con las acciones hostiles e incumplidoras de Washington hacia la salida de los acuerdos del Derecho Internacional que establecen las obligaciones iguales para él y sus socios y hacen vulnerable el concepto de su propia excepcionalidad, como había ocurrido anteriormente con la retirada del acuerdo nuclear con Irán, pese a las críticas de todos los restantes miembros del Consejo de Seguridad, más Alemania, que lo siguen avalando.

Pero ahora la decisión de Trump, aunque esperada, tendrá indudablemente un efecto multilateral negativo.

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