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Respuesta clara y firme

2 de marzo de 2018

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Analistas políticos, espías de la CIA, militares gobernantes, políticos y especialistas, todos de Estados Unidos y los países que integran la Organización del Atlántico Norte (OTAN), quedaron sorprendidos el primer día de marzo con la respuesta dada por el presidente ruso, Vladimir Putin, a una larga lista de amenazas contra su país que incluía, incluso, el uso del arma nuclear.

El mandatario ruso informó al mundo que su país había probado con éxito nuevos sistemas de armas estratégicas y, aunque algunos de ellos deben ser perfeccionados, otros ya están listos para su utilización.

Hasta el mismo momento de su mensaje anual, pronunciado ante los miembros de las dos Cámaras de la Asamblea Federal, o Parlamento, parecía que la Federación Rusa se limitaría solo a advertencias ante cada una de esas amenazas.

Pero no, el mandatario ruso no solo abordó la situación interna del país y los principales retos en política nacional y exterior, sino que habló y mostró un grupo de armas de guerra que calificó de invencibles.

Convencido de la campaña que inevitablemente provocarán sus palabras, el Presidente responsabilizó a Estados Unidos por el inicio de una nueva carrera armamentista, en declaraciones a la cadena de televisión estadounidense NBC, cuando afirmó que si “vamos a hablar de carrera armamentista, ella se inició, precisamente, cuando Washington salió de forma unilateral del Tratado de Defensa Antimisil (DAM)”.

Acerca de las nuevas y poderosas armas  mostradas durante su intervención, precisó que “no violan ningún acuerdo sobre control de armamentos o desarme firmado por Rusia”. Pero dijo más, según la prensa internacional.

“En su doctrina militar, Rusia se reserva el derecho de usar las armas nucleares solo en respuesta al uso de armas nucleares u otro tipo de armas de destrucción masiva en su contra o en contra de sus aliados, o en caso de agresión contra nosotros con armas convencionales si se ve amenazada la propia existencia del Estado”, precisó.

Y es que durante mucho tiempo se fueron creando condiciones por la OTAN para cercar a la Federación Rusa y acercar cada vez más su poder destructivo en países fronterizos, sin que ello alarmara a la prensa occidental, sino todo lo contrario, porque tales acciones se presentaron al mundo como defensa y no como amenaza.

Pero además dejó muy claro que su país está dispuesto a debatir la reducción gradual de armas nucleares, asegurando que Rusia no amenaza ni tiene previsto atacar a ningún país, pese a su creciente poderío militar.

Respuesta clara y firme para aquellos que pudieron pensar en acciones militares sorpresivas contra quien consideran, sin razón, como un enemigo. Solo falta esperar la algarabía de los que insisten en presentar como una amenaza para la paz la existencia y poder de la Federación Rusa.

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