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Republicanos preocupados

26 de enero de 2015

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 No es secreto para nadie que la sociedad estadounidense se orienta en buena medida por las constantes encuestas o “surveys” de diverso tipo, -económicos, de consumo, de preferencias y otros,- cuyo propósito consiste en supuestamente encaminarse hacia los mayores intereses de la población para satisfacerlos y, de este modo, obtener mayores cuotas de ganancia de diversa naturaleza, incluidas las políticas.

 

Se han desarrollado en Estados Unidos las más diversas teorías y métodos para la realización de tales ejercicios, en el interés de mostrar posibilidades de acercarse con exactitud a la realidad, mientras no pocos son los que objetan esas capacidades y formas de conocer los verdaderos sentimientos mayoritarios de la población.

 

Lo cierto es que esa “industria” ha crecido velozmente y diariamente se dan a conocer las encuestas que se relacionan desde el uso de nuevos productos hasta las simpatías que pueden despertar los políticos, los artistas, los deportistas y las figuras públicas en general.

 

Una de ellas acaba de ser realizada y dada a conocer por el diario The Washington Post y la cadena televisiva ABC, -dos importantes polos mediáticos del sistema, – donde se expresa que el presidente Barack Obama ha alcanzado en semanas recientes su nivel de apoyo más elevado desde la primavera de 2013, obteniendo nueve puntos más con respecto al pasado diciembre, llegando al 50 por ciento en el momento actual.

 

La agencia italiana ANSA, reportando desde Nueva York, refiere que “se trata de una inversión de tendencia que preocupa a los republicanos, que luego de la borrachera por la victoria en las elecciones legislativas deben hacer cuentas con la realidad”.

 

Añade esta agencia que en vísperas del inicio de la campaña electoral, los republicanos se encuentran “con el fósforo en la mano” y obligados a dar respuestas desde el Congreso, donde tienen mayoría y deben tomar decisiones aceptando “el desafío de Obama, que es ponerlos lo más posible en dificultad”.

 

Tanto en la esfera doméstica como la política internacional, es evidente que Obama parece decidido a usar sus facultades ejecutivas, relanzando su agenda presidencial y mostrando que no está incapacitado para gobernar durante los dos años que restan de su mandato.

 

Por otra parte, al obligar a los adversarios republicanos a afrontar temas pendientes e irresueltos también contribuye a despejar el camino que debe recorrer el Partido Demócrata, con vistas a situarse con posibilidades de repetir la estancia demócrata en la Casa Blanca en los comicios presidenciales de 2016.

 

Los contenidos del más reciente mensaje sobre el Estado de la Unión, pronunciado ante el Congreso, reflejan esta posición presidencial cuyos resultados se expresan en las siempre polémicas encuestas, como la realizada y divulgada por Washington Post-ABC.

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