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Relevo ideal

12 de agosto de 2019

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Alejandro Giammattei acaba de ser electo Presdente de Guatemala, por obra y gracia de un imperialismo y una oligarquía local que buscaban el relevo ideal para sustituir a Jimmy Morales, un actor cómico muy amigo de los militares que incluso mejoró la línea de depredación de anteriores regímenes y, al decir de una abogada de la entidad Ciudadanía Inteligente, llevo a la incertidumbre y desesperación a los guatemaltecos.
Giammattei había sido el eterno aspirantepresidencial por más de 20 años, sin haber llegado a la cúspide, cuando tenía el buen aval imperial de representar a la más recalcitrante extrema derecha y el más apegado a los multimillonarios terratenientes locales.
El triunfo del futuro mandatario se produjo a expensas de la también derechista, pero con marcados compromisos socialdemócratas, Sandra Torres, quien fracasó por tercera vez en tratar de llegar a la presidencia, ahora en una segunda vuelta, luego de recibir un millón 200 000 votos en la inicial, el doble que su contario de la ronda final.
Pucherazos, fraudes, compra de votos, ilegal traslado de ciudadanos de un lugar a otro para que votaran fueron los instrumentos utilizado por Giammattei, para aumentar en más de un millón sus votos espurios, cuyos manejos fueron denunciados, pero nunca interpelados por los venales integrantes de un Tribunal Supremo Electoral que, independientemente de si fueron o no comprados, tampoco querían arriesgar sus vidas.
Desencantados con ambos candidatos, que no les representaba, los guatemaltecos hicieron de la abstención el principal favorito, reflejado en más de un 70%, mientras que menos del 30% lo hicieron en muy poco tiempo, y una gran parte de ello ni se molestaron en hacerlo, porque los “sargentos políticos” de Giammattei, lo hicieron por ellos.
El primero en felicitar a su sucesor fue el presdente saliente, Jimmy Morales, quien se sentía respaldado en todos los desaciertos que realizó bajo su mandato por otro sujeto que le importaba poco la soberanía de su país y también accedería a complacer los requerimientos que le hiciera Washington.
Por eso Giammattei se apresuró a declarar que le parecía bien y apoyaría el documento firmado con Estados Unidos para que soldados norteamericanos patrullasen la frontera e impidieran a toda costa la migración hacia el norte de aquellos que huyen de la represión, el hambre, la miseria y la muerte para tratar de carenar en una nación que los desprecia y es autora original der sus males.
El 26 de julio último, los gobiernos de Estados Unidos y Guatemala firmaron un “Acuerdo Relativo a la Cooperación respecto al Examen de Solicitudes de Protección”, nombre de un pacto que de manera eufemística encubre el hecho de que Guatemala se convierte en un “tercer país seguro”.
Esto quiere decir que todos los no guatemaltecos solicitantes de asilo en Estados Unidos de América deberán hacer sus trámites desde Guatemala o deberán ser regresados a Guatemala, si llegan al primer país mencionado.
La noción de “Tercer País Seguro” surge del derecho humanitario emanado en la segunda posguerra, mediante el cual se garantiza a la población proveniente de un país que pide asilo en un segundo país, asentarse en un tercero mientras se resuelve su solicitud.
Ese tercer país deberá garantizar apoyo legal, físico, seguridad, alimentación, asistencia médica, alojamiento, agua y todas las garantías y servicios que provee a sus propios ciudadanos. Guatemala firmó ese tratado a pesar de que la Corte de Constitucionalidad dictaminó que el mismo debería ser aprobado por el Congreso, pero Jimmy, como siempre acostumbró, ignoró la resolución.
Asimismo, Giammattei aprobó la decisión de Morales de no permitir la reanudación de la Comisión InternacionalContra la Impunidad. Al atacar a la organización con más credibilidad entre los guatemaltecos, destruyó un esfuerzo y una inversión de más de diez años para el fortalecimiento de las instituciones del sistema de justicia. Interrumpió no solamente investigaciones en marcha, sino también generó un efecto negativo en un importante ciclo de cultura de probidad y transparencia, al tratar de amnistiar a los acusados por la Comisión.
Mucho másaprueba el futuro mandatario lo dislates de Morales, por lo que tendrá seguramente que ser analizado en futurosespacios, en los cuales, como siempre, destacará la incertidumbre y desesperanza que continuaránensombreciendo el futuro del pueblo guatemalteco.

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