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Reciprocidad…

7 de agosto de 2014

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No se podía esperar otra cosa. Rusia respondió a las sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea, con medidas propias que afectarán a quienes se aferran en construir un mundo bajo su diseño y su tutela.
El presidente ruso, Vladimir Putin, ordenó prohibir o limitar por un año las importaciones de productos agrícolas, materias primas y alimentos de los países que secundaron las sanciones contra Rusia, nación a la que bajo manipulación mediática, se pretende culpar por el conflicto ucraniano.
“La adopción de medidas económicas especiales garantizarán la seguridad de la Federación Rusa” afirmó Putin y se refirió a lo que llamó “países implicados” en las sanciones a Moscú.
Una medida muy importante orientada por el Presidente ruso es la de aumentar la oferta de productos nacionales e impedir un alza de los precios de estos ante la reducción de las importaciones.
“Los instrumentos políticos de presión a la economía son inaceptables, contradicen todas las normas y reglas”, declaró el mandatario, quien aseguró que las sanciones permitirán incrementar la independencia económica del país.
Las medidas coercitivas aplicadas por Washington y secundadas por la Unión Europea se dirigen contra los bancos públicos, el sector de la defensa y también el petrolero, lo que ha obligado al Gobierno ruso a replantear su estrategia económica y presupuestaria de cara a este año y el próximo, señalan despachos de prensa.
Con su típica desfachatez, el presidente norteamericano, Barack Obama, dijo que estas disposiciones “no constituyen una nueva Guerra Fría”.
Mientras, los presidentes de la Comisión y de la Unión Europea, Jose Manuel Durao Barroso y Herman van Rompuy, calificaron las sanciones de una “fuerte advertencia” para Rusia.
En el caso de Europa, las nuevas medidas contra Moscú contemplan el embargo de armas y de las ventas de tecnologías que tengan posible uso dual (civil y militar).
De igual forma, los bancos estatales rusos no podrán financiarse en los mercados de la UE, además, los europeos no podrán comprar bonos o acciones emitidos por esos bancos.
También se incluyen medidas en el sector de la energía, lo que no permite nuevos acuerdos para exportar equipamiento o tecnología destinados a la prospección y extracción petrolera.
Washington, por su parte prohíbe que ciudadanos o residentes en Estados Unidos hagan negocios con el Banco de Moscú, el Banco Agrícola Ruso y el VTB Bank.
En este pulseo político para presionar a Moscú, la Unión Europea, por supuesto, es la más afectada, por cuanto las relaciones comerciales actuales entre el bloque comunitario y Rusia mueven diez veces más dinero que las relaciones entre Rusia y Estados Unidos.
Es decir, que la Unión Europea, en plena crisis económica, se ha dado un autogolpe, por seguir las órdenes de la Casa Blanca y plegarse a medidas restrictivas que solo justifican la filosofía imperial de la administración norteamericana.
Estas medidas y las adoptadas en reciprocidad por Moscú, apenas parecen ser el comienzo de lo que ya pudiera llamarse una nueva Guerra, quizás no tan fría…

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