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Rechazo popular a “guarimberos”

26 de abril de 2018

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Tal como hicieron con Venezuela, creando grupos con un montaje bélico de muerte y destrucción, además de la aún más peligrosa incertidumbre, las agencias de inteligencia del imperialismo llevaron el mal ejemplo a Nicaragua, pero el ensayo ha sido abortado por la inteligente respuesta del gobierno sandinista, que mezcló la firmeza con el diálogo y fue respaldado en las calles por una multitud revolucionaria que rechazó el intento desestabilizador.
Aunque con menor tono, el peligro se mantiene, por el todavía control de la mayor parte de la información por enemigos del sandinismo, agentes del Imperio que quisieron aprovecharse de una resolución oficial que reformaba el sistema del Instituto Nacional de Seguridad Social (INSS).
La polémica reforma fue aprovechada por la reacción para detonar una ola de protestas que se extendió durante cinco días y causó la muerte de unas 30 personas, centenares de heridos y la destrucción vandálica de comercios, escuelas, hospitales e importantes centros de documentación.
Para instituir un diálogo sobre la cuestión, el presidente Daniel Ortega revocó la resolución, decisión que solo fue dada a conocer por la prensa enemiga del sandinismo, luego que emitiera ampliamente los llamados de Sergio Ramírez y Gioconda Belli desde España en demanda de libertad y democracia y el cese de la represión.
Lo que los libelos proimperialista callan es que cuando el Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional que lidera Daniel Ortega regresó al poder, reincorporó al INSS a 52 000 pensionados.
Ahora, al plantear una reforma para estabilizar al seguro social, tuvo en cuenta que el Fondo Monetario Internacional (FMI) exigía cambiar la edad mínima para el otorgamiento de pensiones de 60 a 65 años y las cotizaciones de 750 a 1500, así como que losa jubiladosaportaran el 2% de su salario para rescatar el INSS.
Ante las exigencias del organismo internacional, Ortega, en aras de proteger a la población, decidió no incrementar la edad a las jubilaciones y tampoco las cotizaciones, y lo único que hizo fue aumentar el aporte al INSS de 0.75%, diferente al 2% que establecía el FMI. La mayor cuota estaba dirigida hacia la empresa privada y hacia el Estado.
El peligro ha sido conjurado por el momento, muchos de los culpables están en prisión y han sido liberados aquellos que tuvieron menos culpa, al ser arrastrados hacia algo ignoto, manejados por cabecillas contrarrevolucionarios.
En cuanto a Donald Trump, éste redujo el número de sus diplomáticos en Managua, aconsejó a los ciudadanos norteamericanos que no visitasen el país y prometió acelerar la aprobación por el Congreso de la denominada Nica Act, que ha tenido entre sus más acérrimos defensores a entes de la gusanera cubana, como Ileana Ross-Lehtinen y Marco Rubio.
De lo que se trata es que Estados Unidos —ahora con una volátil política exterior bajo el mandato de Donald Trump— vote en contra de los préstamos que el gobierno de Nicaragua solicite a entidades financieras multilaterales, un evidente chantaje a Managua, con graves repercusiones económicas.

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