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Raros secretos de los búhos

29 de julio de 2013

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Monte Río es una pequeña localidad del norte de California, Estados Unidos, muy perturbada cada mes de julio por los inusuales movimientos de cientos de autos de los más modernos y tráfico aéreo hasta su aeropuerto particular, donde aterrizan los jeep privados de los más acaudalados hombres y políticos estadounidenses que incluyen ex presidentes y otros altos funcionarios.
Se trata de una vieja tradición que data de 1872 practicada en el retiro de verano de Bohemian Grove, una institución privada que tiene más de 1 000 hectáreas de exuberante vegetación, y cuya entrada, prohibida para mirones, tiene un precio de 25 000 dólares por asociado.
De acuerdo con información filtrada del lugar, en una reunión celebrada allí en 1942 se pudo haber concebido el Proyecto Manhattan, que creó la bomba atómica.
Los miembros del Bohemian van cada año a recrearse con actividades culturales, aunque también para abordar temas de la política y las finanzas.
En tal caso, el secretismo existente sobre estas reuniones ha provocado protestas de grupos de activistas que cuestionan su legitimidad por reunir a puerta cerrada a funcionarios gubernamentales con representantes de los poderes económicos.
Los miembros del Club se representan así mismo con el símbolo del búho, animal identificado con la sabiduría.
De acuerdo con BBC, que cita al diario local The Press Democrat, entre las figuras que ofrecerán charlas este año en el Bohemian se encuentran el general retirado del ejército de EE.UU. Stanley McChrystal y también lo hará el ex presidente de Bolivia, Jorge Quiroga, quien se atreverá a disertará sobre “Sudamérica después de Chávez”.
Por el tipo de personajes que ofrecen conferencias en el lugar, resulta muy difícil digerir eso de que es solo un encuentro para disfrutar de música y tomar bebidas alcohólicas.
En la selecta lista de conferencistas y pertenecientes al Club a través de los años se pueden advertir nombres como el de los multimillonarios de leyenda William Randolph Hearst o David Rockefeller y destacados políticos conservadores como Dwight Eisenhower, Ronald Reagan, Henry Kissinger, George Bush y su hijo George W., Dick Cheney o Donald Rumsfeld.
Muchos de los miembros del club ostentan cargos de importancia, ya sea en el gobierno o en una multinacional. En un día puedes conocer a 200 de los mayores donantes del Partido Republicano o a los directores de las 100 mayores compañías de Estados Unidos.
“Por supuesto que hablan de negocios. También de política y de posibles candidatos”, asegura el académico Peter Phillips, citado por la  propia agencia BBC.
El Bohemian está dividido en unos 120 pequeños campamentos bautizados con exóticos nombres en los que miembros del club se agrupan en función de su perfil profesional e intereses.
La mayoría de los relatos coinciden en que los asistentes al campamento tienen una extraña predilección por orinar al aire libre.
El campamento de más prestigio es “Mandalay”, cuyo miembro más destacado es el ex secretario de Estado de EE.UU. Henry Kissinger y al que también pertenecen importantes contratistas militares y empresarios, señala el despacho noticioso.
Para que no falte la música según el gusto de los asociados, la instalación cuenta con más de 100 pianos repartidos por todo el recinto.
En la población cercana muchos se manifiestan contra la rara iniciativa de que los búhos se reúnan a beber y conversar con temas “comprometedores”. Una de esas activistas es  Mary Moore que se opone a esas actividades quien en las últimas tres décadas ha encabezado las protestas que tienen lugar cada año frente a la entrada principal del campamento.
“En 1981, repasando la lista de socios e invitados, nos dimos cuenta de que los principales miembros de la industria militar estaban allí. (…) Ese año fue en el que el secretario de Defensa del presidente Ronald Reagan, Caspar Weinberger, dio la charla titulada ‘Rearmando a EE.UU. (…) Poco después el gobierno de Reagan lanzó la Iniciativa de Defensa Estratégica que inició una carrera armamentística”, advirtió Moore.
¿Será pura coincidencia? O es que allí se esconden detrás de la “sabiduría” de los búhos, otros objetivos que no tienen que ver con la cultura y el esparcimiento.

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