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Racismo: difícil disyuntiva

22 de agosto de 2014

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Otra difícil disyuntiva acaba de aparecer para la vacilante, dudosa y contradictoria Administración Obama y tiene lugar en este caso dentro de la complicada esfera de las relaciones interraciales, -tema que siempre ha actuado como una verdadera bomba de tiempo dentro de la sociedad estadounidense,- desde que ese país existe, con la prevalencia de la raza blanca sobre las demás etnias.

Los aún confusos sucesos ocurridos en el pequeño poblado de Ferguson, estado de Missouri (centro-oeste), donde la mayoría de la población es de raza negra y la mayor parte de los policías son blancos, trajeron como consecuencia la muerte a tiros, -dos de ellos en la cabeza,- del joven afrodescendiente de 18 años Michael Brown, de quién se dice que portaba un pequeño cuchillo.

Mientras estallaron de inmediato las protestas callejeras contra el crimen, donde se observa la participación en las calles de manifestantes blancos y negros, las autoridades desataron la habitual represión que en Estados Unidos acompaña a estos episodios de violencia racial. El gobernador Jay Nixon, considerando que no era suficiente la actuación de la policía, hizo uso de sus facultades y movilizó a la Guardia Nacional, rememorando los tiempos aparentemente idos del brutal gobernador Faubus, de Arkansas, en la década de los 50, y otras masacres raciales de la época.

A Barack Obama, -primer presidente negro en la historia de esa nación imperial, -muchos le reprochan ahora una actitud más prudente y distante que en otros incidentes por el estilo ocurridos bajo su Administración.  Ello pudiera ser posible pues, evidentemente, su gobierno a estas alturas se haya mucho más desgastado y a la defensiva frente a la ultraderecha racista y a la oposición republicana en general.

En las declaraciones a la prensa, regresando apresuradamente de sus vacaciones, el presidente se mostró especialmente cauteloso, aún cuando alertó acerca del peligroso uso de una fuerza militar como la Guardia Nacional en lugar de la policía local.

No obstante, medios de prensa ya han señalado la diferencia de actitud presidencial respecto a incidentes raciales anteriores durante su mandato, como en 2009, cuando un profesor negro de la Universidad de Harvard fue arrestado y su casa allanada violentamente, o en 2013, cuando fue asesinado el adolescente negro Trayron Martin y Obama dijo entonces que “podría haber sido yo”

En esta ocasión, sin embargo, el presidente ha evitado cualquier tipo de referencia personal a su condición de negro o a sus experiencias personales como afronorteamericano, remitiéndose a que por el momento es necesario concluir las investigaciones y determinar las posibles culpas. El juicio ha sido fijado para octubre.

Crímenes racistas como este ocurrido en Ferguson, confirman la apreciación de prestigiosos académicos y catedráticos estadounidenses, especialistas en el tema, quienes han señalado en sus obras la imposibilidad de separar el carácter imperial, hegemónico y presuntamente mesiánico asumido por la élite de esa nación con respecto al mundo, con la represión, el abuso y el crimen que esa élite practica hacia el interior de su propio país.

Son las dos caras de una misma moneda: Ferguson y Gaza no están tan lejos.

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