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Quizás haya menos abstención

13 de junio de 2016

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La actividad proselitista de Bernie Sanders, quien fuera candidato presidencial por el Partido Demócrata, atrajo la atención y el apoyo de muchos jóvenes, personas desarraigadas y, en fin, parte de ese amplio contingente de desposeídos o de quienes menos tienen en Estados Unidos, la nación más poderosa militarmente y rica del planeta.

Su reciente respaldo a la vencedora demócrata Hillary Clinton deberá incrementar el caudal de votos o, dicho de otra manera, disminuiría el abstencionismo en los comicios de noviembre de este año.

Tanto Clinton comosu oponente del Partido Republicano, el mediático y controversial Donald Trump, son realmente los preferidos por el establishment gobernante en Estados Unidos, por mucho que se tratara de ubicar a este último entre los díscolos.

En cuanto a la abstenciónno es nada exagerado, porque hace solo cuatro años solo el 53,6% de la población con derecho al voto acudió a las urnas.

Y es que, además del desaliento por los candidatos, casi la mitad de los estadounidenses que podrían votar no lo hacen, porque no están registrados, un problema que persiste más de medio siglo después que se aprobara la Ley del Derecho al Voto, que eliminaba las barreras raciales, cuestión que se ha exacerbado ilegalmente en los estados más conservadores.

El 6 de agosto de 1965, el presidente Lyndon B. Johnson rubricó la ley que pone fin a prácticas discriminatorias como los arbitrarios tests de analfabetismo para negros, y obligaba a estados con larga historia de discriminación (la mayoría en el sur) a pedir permiso algobierno federal para modificar las normas de voto.

La entrada en vigor de la ley llevó a negros que jamás habían votado a registrarse en masa, a depositar votos por correo, a organizarse a la hora de elegir a sus representante y en el 2008 (el año de más diversidad de votantes de la historia del país) a poner en la Casa Blanca a Barack Obama, un presidente de la raza negra.

Pero el acceso al voto sigue siendo una carrera de obstáculos para muchos en unpaís donde no existe un documento de identidad obligatorio con foto, las distancias pueden ser insalvables, se vota en día laborable y un delito no violento puede  privar de la posibilidad devotar de por vida, como les pasa a 5,8 millones de personas.

Desde que en las elecciones legislativas del 2010 los republicanos tomaron el control de 11 estados, los gobernadores conservadores han complicado el acceso al voto, con argumentos contra el fraude, entre otros.

Carolina del Norte es tremendamente restrictivo y, entre otras cuestiones, inhabilitó a las personas con discapacidad y coadyuvó a que en el 2014 no votaran el 80% de los jóvenes,  muchos de los  cuales se decantaron a favor de Sanders este año.

Según la agencia española de noticias EFE, “más votantes registrados y una mayor participación electoral permitiría rebajar la polarización política y los extremos tanto en los demócratas como en los republicanos, si, como sugieren los datos del Centro de Estudios Pew,  EE.UU. no es un país dividido ideológicamente… hasta que llega la hora de pasarse por las urnas”.

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