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Quinceañero peligroso

8 de febrero de 2016

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Los gobiernos de Estados Unidos y Colombia acaban de congratularse por el aniversario 15 del Plan Colombia, un verdadero engendro del Imperio, rebautizado engañosamente ahora como Plan de Paz, pero que realmente ha impedido a la llegada de esta paz a un pueblo que ha sufrido más de cinco décadas de guerra y dolor.
Con el Plan Colombia devino una masiva intervención del ejército estadounidense en el lugar, con una presencia activa en siete bases y el entrenamiento militar de un ejército que devino paramilitar y constituye hoy, a mi entender, el principal obstáculo para la consecución consecuente de la paz y la firma al efecto entre el gobierno y las guerrillas FARC-EP.
Así se protegió con sicarios y otros elementos mercenarios el dañino latifundismo, con propietarios que han coadyuvado a la siembra, venta de drogas y protección a narcotraficantes, al contrario de lo pretextado por dicho acuerdo para ser implantado.
Asimismo, sirvió de inspiración a la política oficial contra la integración, el fortalecimiento de la Alianza del Pacífico y la propugnación del neoliberalismo.
Es más la demostrada influencia estadounidense en Colombia, demostrada con la aun vida activad del Plan Colombia, quedó demostrada con la creación por la Alianza del Pacífico del Mercado Integrado Latinoamericano, cuyo objetivo es unir las bolsas de valores de cada uno de los países, y que actualmente opera entre Chile, Colombia y Perú. Falta México y se aspira sumar a Argentina, hoy con un gobierno de derecha.
Es más, la Alianza ya se proclama como “la octava economía mundial” y la mejor opción al Mercado Común Suramericano (MERCOSUR) y a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), sin tener en cuenta los diversos intereses, las relaciones con las naciones asiáticas y el papel político, que difieren sustancialmente y no para bien.
Fíjense cuán perjudicial pueden ser para Colombia los estrechos lazos militares con los que Estados Unidos ató al país, que tiene por supuesto vasta influencia adversa para la política, la economía y los intereses sociales.
Tal es así que me entero por Telesur que varios niños acaban de perecer de hambre en la fértil Colombia, en tanto otros observadores aseguran que la noticia llega con el fortalecimiento militar con Estados Unidos, en el contexto del Plan (aunque lo apelliden Paz), y la no renuncia mantener nexos similares con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), algo que creíamos había sido un proyecto abandonado.
No cabe duda de que, a pesar del espíritu de paz que debe prevalecer ante la cercanía de la firma del acuerdo entre el gobierno y la guerrilla FARC-EP, siguen los nubarrones de amenaza, provocación y conspiración contra los pueblos de América Latina.
Por eso, en este aniversario 15 del peligroso Plan Colombia se impone garantizar la paz, la seguridad, la integración y el desarrollo, lo cual conllevo impedir el debilitamiento de la Comunicad de Estados Latinoamericano y Caribeños (CELAC), un antídoto posible contra las provocaciones imperialistas y un garante de respeto para quienes no soportan las intervenciones y apoyan los movimientos sociales.
Esto es algo que difiere de los aviesos propósitos del hoy quinceañero Plan Colombia, un eje de contención contra los gobiernos progresistas de la región, por lo cual no hay nada bueno que celebrar.

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