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Putin, consecuente

5 de octubre de 2015

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Uno tras otro, los planes imperialistas para dividir a Rusia y hacer caer al gobierno de Vladimir Putin han redundado en fracasos, trayendo por el contrario un mayor apoyo popular a su gestión, incluso de aquellos que de manera honesta han discrepado de sus métodos y políticas.
Consecuente con su apoyo al legítimo gobierno de Siria y conocedor del peligro que representa para todos en la región la presencia del Estado Islámico (EI), el mandatario respondió con ayuda no solo humanitaria, sino militar, en el terreno, al pedido de Damasco ante un terrorismo que es alimentado desde varias direcciones, y que solo cuenta con la oposición de un ejercito sirio que tiene bien ganada la fama de valiente, profesional y patriota hasta las últimas consecuencias.
Por el contrario, ha sido inoperante y contraproducente la acción de una denominada coalición de países respaldados por Estados Unidos y encabezados por Arabia Saudita, que solo hace daños cosméticos y en un año de accionar no ha impedido tan siquiera la llegada de una logística que se dice proviene de Turquía y Jordania, además de haberse admitido que la denominada oposición siria proveyó a Al Qaeda y otros elementos tan terroristas como el EI de armas que Estados Unidos le había suministrado.
Por lo pronto, aviones rusos ya han atacado aprovisionamientos de armas y combustibles del EI, mientras el Parlamento moscovita dio a conocer que estaba de acuerdo que se enviaran tropas si fuera necesario.
Ello va acorde con la política proclamada por Putin en Naciones Unidas de formar un frente común contra el terrorismo, algo que ya el primer ministro indio, Narasimha Rao, había indicado hace algunas semanas.
Mientras la Organización del Tratado del Atlántico Norte y Ucrania refuerzan el frente militar contra Rusia, Putin subrayó que uno de los mayores éxitos fue la decisión soberana de los habitantes de la península de Crimea de adherirse a la Federación Rusa y que las ilegales sanciones occidentales, preconizadas por Estados Unidos, y seguidas al pie de la letra por la Union Europea, no llegarán a frenar el desarrollo de su nación que en solo dos años las superaran, porque cuenta con un pueblo decidido a trabajar y contribuir a la mejora de la calidad de vida ciudadana.
Lo cierto es que, pese a la campaña mediática occidental al respecto, la situación no es tan grave como se pronosticaba y el rublo se está fortaleciendo nuevamente, en tanto Europa va perdiendo un mercado que está siendo aprovechado por países latinoamericanos.
Todo el andamiaje de sanciones de Occidente se trata de justificar con una política de apoyo a Ucrania, netamente antirrusa, en tanto Kiev no cumple los acuerdos de Minsk, firmados el 12 de febrero pasado, con Alemania, Francia y Rusia.
En innumerables ocasiones, Putin ha señalado el interés de Rusia
en resolver el conflicto con Ucrania de forma dialogada y reiterado que Moscú no tiene ni un soldado en el este ucraniano –que rechaza a los fascistas kievitas–, como trata de hacer creer Occidente, que no ha podido presentar prueba alguna en ese sentido.
Pese a las sanciones y la huída de capitales de inversión en el 2014, la tasa de desempleo bajó al 5,8%, los salarios aumentaron en 1,3% y los depósitos bancarios de la población crecieron en 2,8%.

 

Lazos fuertes con China

China se ha convertido en el aliado comercial más consecuente y activo, y en el ámbito político, Moscú y Beijing dejan entrever coincidencias de enfoques y una mirada común sobre las guerras, la paz y el terrorismo.
En su reciente visita al gigante asiático (el 2 y 3 de septiembre), Putin y el mandatario anfitrión, Xi Jinping, coincidieron en la necesidad impostergable de minimizar los conflictos en el mundo y en no permitir una revisión o tergiversación de la historia, sobre todo de la Segunda Guerra Mundial.
Como es costumbre, antes de emprender su viaje a Beijing, Putin subrayó en una entrevista a las agencias de noticias TASS y Xinhua que las sanciones contra su país constituyeron un estímulo para el desarrollo de los vínculos con China.
“Nuestros países avanzan de manera consecuente hacia la formación de una alianza energética estratégica, la cual desempeñará un papel medular en las relaciones económicas internacionales”, declaró.
En Beijing, se firmaron 30 documentos, incluido un memorando sobre el nuevo gasoducto que enlazará a Rusia con el vecino asiático por el este (Siberia oriental).
“Nos unen relaciones estratégicas que implican una asociación integral”, recalcó Putin, y resaltó la coincidencia de enfoques acerca de problemas relacionados con la historia y los intentos de tergiversarla.
“China –prosiguió el líder ruso– es nuestro gran socio económico-comercial. Vemos las turbulencias en el mundo y en nuestras economías, pero estamos preparados para ello”, reflexionó.
En la última década, los suministros de petróleo y derivados a China procedentes de Rusia aumentaron en 20 veces, hasta las 36 millones de toneladas, y hay perspectivas para un incremento hasta 50 millones hacia el 2020.
Es una magnífica respuesta a una paz no firmada por Occidente, después de haber finalizado la Guerra Fría.

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