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Postergación donde debió haber acuerdo

28 de noviembre de 2014

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El acuerdo nuclear entre el Grupo 5+1e Irán debió concretarse esta semana y no fue así.
Su postergación, que se dice será hasta junio del 2015, obedece a la intransigencia de Estados Unidos dentro del grupo negociador, que no cede a levantar las sanciones impuestas a la nación persa, una vez que la República Islámica rubrique el documento donde se comprometa una vez más a que su desarrollo nuclear tiene fines pacíficos.
Ya en una oportunidad, en el año 2010, Washington hizo adoptar en el Consejo de Seguridad, una resolución anti iraní que puso al mundo al borde de un enfrentamiento, en el que hasta la utilización del arma nuclear por parte de Israel era posible.
Si en aquella oportunidad Occidente daba a Irán un ultimátum de 90 días para detener su desarrollo nuclear, esta vez amplía por unos seis meses el plazo para que se concrete un acuerdo.
Lo que sí ha estado claro —antes y ahora— es que la nación persa ha resistido a las presiones y a las sanciones y no se ha dejado doblegar por el chantaje de Estados Unidos.
Esa resistencia, en mi opinión, es el principal mérito de un gobierno y un país cuando defienden su soberanía.
Las sanciones han chocado con el muro de una nación capaz de desarrollarse, buscar nuevos mercados, innovar y mantener en la población la bandera de la independencia.
El país persa ha sabido sentarse a la mesa de negociaciones del llamado Grupo 5+1. Ha dialogado de tú a tú con amigos y enemigos. Ha sido flexible y a la vez ha mantenido sus convicciones. Ha moderado el discurso y ha sabido exigir respeto de sus interlocutores.
Occidente tiene que reconocer que la República Islámica de Irán juega un balance determinante en la geopolítica actual; y eso, bien lo saben y quieren evitarlo a toda costa Estados Unidos y sus aliados occidentales.
Tan es así que en la solución a la actual situación de guerra en Siria e Irak, hay que contar con la colaboración iraní, más que todo por los vínculos históricos de tipo político, económicos, culturales y religiosos, con esos pueblos.
En las últimas jornadas en Viena, el Grupo 5+1 (China, EE.UU, Francia, Reino Unido, Rusia y Alemania) e Irán buscaban solucionar divergencias para elaborar un acuerdo universal que garantice el carácter exclusivamente pacífico del programa nuclear iraní a cambio de suprimir las sanciones.
Según la agencia AP, las potencias occidentales reclaman a Irán detener su programa nuclear, por temor a que utilicen su arsenal con fines militares; acusación que Teherán ha rechazado siempre.
Ya en noviembre del 2013, el G5+1, exigió detener el enriquecimiento de uranio por encima del 5% de pureza; diluir todas las reservas de material enriquecido al 20%, con el objetivo de no permitir mayor enriquecimiento; y detener la construcción de instalaciones para el desarrollo de uranio, entre otras.
En aquella fecha también se demandó la reducción del número de plantas centrifugadoras, de las que según algunas fuentes, Irán contaba con cerca de 10 000 y las potencias exigen que queden aproximadamente 1 500.
En el Acuerdo Preliminar logrado en noviembre de 2013, que entró en vigor en enero de 2014, Irán y el G5+1 establecieron el acceso de la nación persa a 4 200 millones de dólares, por concepto de ventas de petróleo, retenidos por las arbitrarias sanciones de Occidente.
Citado por AFP, el presidente iraní Hassan Rohani ha asegurado que “…lo importante es que el asunto nuclear es irreversible. No volveremos a la situación de hace un año. El mundo está cansado y quiere que esto acabe, que sea resuelto por medio de negociaciones”.
No obstante, persisten factores adversos a la adopción de un acuerdo como se pone de manifiesto en el pedido del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu al mandatario norteamericano Barack Obama, donde vuelve a presionar para que se “actúe con firmeza en las negociaciones para evitar que Irán pueda convertirse en una potencia nuclear”.
Y, al parecer, esas presiones han sobresalido por encima del deseo de la comunidad internacional de que se logre un acuerdo, se levanten las sanciones y se permita a la nación persa, como es derecho de todo país soberano, desarrollar un programa donde se produzca y utilice la energía nuclear con fines pacíficos.

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