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Poco a poco se llega al BRICSA

16 de septiembre de 2015

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La invitación a Argentina para que participara el pasado año en Sao Paulo en la reunión del grupo de países de economías emergentes conocido como BRICS (Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica) hizo pensar que ya estaba muy cercano el ingreso del país suramericano a la entidad creada en el 2006, por iniciativa del presidente ruso, Vladimir Putin.
Al BRIC original se sumó Sudáfrica en el 2009, y luego, en distintos discursos presidenciales y de ministros de Relaciones Exteriores, se dejó entrever la posibilidad de incorporar nuevos miembros, entre los cuales se han mencionado –además de Argentina– a México, Colombia, Indonesia y Singapur.
Ya la Presidenta argentina, Cristina Fernández, próxima a finalizar su mandato, había señalado que su gobierno ha estado trabajando en tal ingreso, indicando que pronto el grupo se denominaría BRICSA.
Rusia y China habían explorado tal posibilidad, al comentar indistintamente que el BRICS va a favorecer a los países en vías de desarrollo y los de mercados emergentes bajo las actuales circunstancias, para intensificar su unidad y capacidad de colaboración entre sí, aportando a la inclusión, apertura y estabilidad de la economía y financiamiento del mundo.
Así, bajo el mecanismo de la unidad para el desarrollo, mantendrá una actitud que favorece la cooperación y el aumento de sus miembros.
En este contexto, hay que destacar el aumento de las relaciones bilaterales de Buenos Aires con Rusia y China, las visitas de los presidentes de esos países a Latinoamérica y la mencionada realización de la Cumbre BRICS en la capital paulista, así como la relación Argentina-Brasil, considerada estratégica, aunque a veces hay descontento en materia de comercio internacional.
Con las noticias de prensa, particularmente las declaraciones de los presidentes de Brasil y Rusia, así como el entusiasmo demostrado por la India al respecto, queda claro que la cuestión de ampliación de los BRICS pasa primero por definir el momento o el “plazo de ampliación” antes que definir cuándo Argentina se sumará.
Hay que considerar que si Argentina se une al grupo, debería primero adecuarse a los objetivos de crear un nuevo orden financiero mundial –que busca imponer el BRICS–, y respetar la institucionalidad fundacional de las instituciones creadas por este, el Nuevo Banco de Desarrollo y el Fondo de Reservas.
Para poder ser parte de la construcción de ese nuevo orden financiero internacional, Argentina dispone de ciertos atractivos, como ser la tercera economía latinoamericana –después de Brasil y México–, el cuarto país de Latinoamérica en número de población, y uno de los más industrializados de la región, con gran disponibilidad de recursos naturales y productos primarios.
Así, Argentina debe tener claro que las instituciones tradicionales continuarán siendo líderes en el orden financiero internacional y, polémicas o no, mantendrán entre sus miembros a los BRICS.
Otra cuestión menos visible, pero que podría representar un aumento de la representación diplomática argentina en China, es que las nuevas instituciones BRICS tendrán sede en Beijing, por lo cual se puede inferir que el gigante asiático estaría comenzando a construir un nuevo orden financiero internacional alternativo con sede en su territorio.
Algo relevante son las buenas relaciones entre Buenos Aires y el grupo, la labor de Argentina para optimizar las relaciones entre el Mercado Común Suramericano y la Unión Económica Euroasiática, y la discusión de medidas con Rusia y otros países del grupo que puedan simplificar el comercio y abra la posibilidad de pagos en diferentes divisas sin recurrir al dólar.
Hace unos días, la Presidenta argentina invitó al expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva, a que se incorporara a la iniciativa de impulsar la integración de Argentina al bloque de países conformado por Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica.
En este escenario, teleSUR entrevistó al politólogo Juan Manuel Karg, quien consideró que la posible entrada de Argentina al BRICS significaría un mayor peso y una mayor presencia de América Latina en el concierto internacional y el afianzamiento del camino hacia el mundo multipolar que el grupo abrió desde su surgimiento en el 2008, cuando se consolidó la idea de un bloque conformado por economías emergentes.
Además de ser un rechazo al neoliberalismo, pienso que la entrada argentina consolidaría el intento de romper las hegemonías que establecen Estados Unidos y la Unión Europea.

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