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Pobre ¿libertad? de prensa

4 de febrero de 2014

El cacareado tema de la libertad de prensa, tan puesto en boga por los líderes de Occidente y tan violado por ellos mismos, es como una marea que sube y baja, a criterio de los grandes medios de comunicación al servicio de los poderosos.
El tema ni es nuevo ni tiene otro uso que el de crear estados de opinión, siempre en detrimento de aquellos países o gobiernos que no responden a los intereses hegemónicos de la potencia capitalista dominante.
Ejemplos actuales hay más que suficientes. Uno de ellos, Ecuador, es digno de estudio o tesis de grado para quienes quieren ejercer el periodismo e, incluso, para sociólogos y sicólogos que quieren ampliar su basamento científico en la mentira como objeto de estudio.
La llamada libertad de prensa burguesa, implementada como patrón por quienes colonizaron o neocolonizaron a nuestros pueblos, es la hermana más cercana de otra falacia explotada por el poder mediático: los derechos humanos, también burgueses, por supuesto.
En estos días pasados ambos conceptos —libertad de prensa y derechos humanos— hicieron yunta por quienes, o en los grandes medios ignoraron la exitosa Cumbre de la CELAC celebrada en Cuba, o quisieron desvirtuarla apostillando epítetos con el interés de descalificarla.
Pero hay un dicho que versa “no hay nada más socorrido que un día detrás del otro”. Y precisamente un día después de la Cumbre, del mayor centro de poder contra la CELAC y quienes la integran, se recibió una noticia relacionada con la “aplicación” de la libertad de prensa.
Desde Nueva York vino la información de la agencia EFE: Un congresista por Nueva York amenazó a un reportero de una televisión local con “tirarlo por el balcón” por una pregunta incómoda, al término del discurso sobre el Estado de la Unión del presidente estadounidense, Barack Obama.
Resulta que Michael Scotto, un reportero del canal local NY1, preguntó al congresista republicano Michael Grimm por las denuncias sobre irregularidades en la financiación de su última campaña electoral. Y el señor de traje y corbata y muchas horas en los asientos congresionales, le advirtió: “Que te quede claro, si me vuelves a hacer algo así te tiro por el puto balcón”.
Dice el despacho de EFE que, aunque el sonido no se escucha bien, la cámara de NY1 sí grabó el encontronazo, durante el cual se oye a Scotto decir que se trataba de “una pregunta válida”, y el congresista incluso lo intimida con partirle “por la mitad”, según el comunicador.
El funcionario, que no le bastaba con sus amenazas al periodista, explicó más tarde en un comunicado que “estaba muy enfadado porque les hice un favor a NY1 al darles a ellos la entrevista en primer lugar y el reportero sabía que tenía prisa y que estaba ahí solo para hablar del Estado de la Unión”.
Sin desmentir lo ocurrido después del encuentro ni ofrecer una disculpa, Grimm acusó al redactor de ser un “irrespetuoso” y de aprovecharse de manera “gratuita” para preguntar por algo de lo que no quería hablar.
Por último, Grimm aseguró en el mismo comunicado que no cree ser el primer miembro del Congreso que tiene que reprender a un periodista y se mostró convencido de que tampoco será el último en hacerlo.
Les he comentado este caso —que no es el único ni el más sonado dentro de los Estados Unidos— para que comprendamos cómo el llevado y traído tema de la libertad de prensa es más que todo un instrumento del poder imperial y mediático en función absoluta de sus intereses y usado en detrimento de políticas de países donde ésta y otras libertades están garantizadas, siempre en función de los intereses de los pueblos.
En Nueva York, por ejemplo, como en todo Estados Unidos, hay “libertad” de prensa…. ¿Qué les parece?

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