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Perú: ¿y el pueblo qué?

14 de diciembre de 2022

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Luego que 8 millones 803 629 peruanos dieran el voto a favor de Pedro Castillo, para su elección como presidente de Perú, ahora la oligarquía parlamentaria en una maniobra, donde se olvidó que fue el pueblo quien lo seleccionó, fabricó una supuesta «incapacidad moral» para desbancarlo.
El maestro rural, devenido en mandatario, tomó el cargo el 28 de julio de 2021 y debía ejercer por cinco años, es decir hasta 2016, según establece la ley electoral de la nación andina.
Vale recordar que Castillo había vencido en las urnas a Keiko Fujimori, un apellido vinculado a los más escandalosos hechos de corrupción, varias veces llevada a la cárcel, y que sin embargo ni el Congreso de la República, ni la Organización de Estados Americanos (OEA), ni los exponentes jurídicos que dicen representar la democracia, obstaculizaron legalmente que la Fujimori aspirara al cargo que durante años ejerció su padre, Alberto Fujimori, actualmente en prisión, condenado a 25 años de cárcel.
No obstante, y es un detalle que no se puede obviar, Keiko Fujimori fue beneficiada con el voto a su favor de 8 millones 791 521 electores, una tendencia, yo diría escalofriante, si se tiene en cuenta su historial en el proceso político peruano.
Además, de que la victoria de Pedro Castillo tuvo que dirimirse en una segunda vuelta electoral, precisamente frente a la opositora Keiko Fujimori.
Son antecedentes necesarios a tener en cuenta a la hora de analizar el momento actual, cuando un presidente electo por el pueblo ha sido despojado de sus funciones y llevado tras las rejas, sin que medie prueba alguna de lo que se le acusa por el Congreso.
Y, aunque es una realidad, no puede ser una «justificación» mediática, el que Pedro Castillo forme ahora parte de la lista de seis mandatarios sacados de la Presidencia en los últimos cuatro años y medio.
El que un humilde maestro rural y líder gremial llegara a la presidencia de Perú, era algo imposible de aceptar por sectores de la derecha y la extrema derecha, oligarcas y una parte de la llamada «justicia parlamentaria», utilizada para sancionar «legalmente» al ahora destituido presidente.
Una parte del pueblo de la nación andina, ese que votó por Castillo y ha sido ignorado en su ejercicio democrático y en sus aspiraciones sociales, se ha lanzado a las calles a protestar y ya suman cuatro las víctimas mortales en los enfrentamientos con la policía.
Ese, desafortunadamente, es el panorama en Perú, una nación mutilada por el accionar oligárquico de un sistema neoliberal al que, lógicamente, se oponía el proyecto país que encabeza el ex mandatario Pedro Castillo.

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