ribbon

Perú: una invitación bochornosa

5 de junio de 2023

|

 

Primero fue sacar del poder al maestro rural devenido en Presidente, Pedro Castillo, incómodo para la oligarquía y también para los que, desde Estados Unidos, acuden ahora —raudos y veloces— a brindar fuerzas militares para, entre otras cosas, entrenar a los uniformados peruanos.

A Castillo, elegido mayoritariamente por el pueblo para conducir los destinos del país, el Congreso, la oligarquía y el complot de otros componentes mediáticos y judiciales, no lo dejaron gobernar ni un solo día: le hicieron la vida y la presidencia imposibles.

Tratando de cerrar el Congreso y convocar a una Asamblea Constituyente, el mandatario «cayó en la trampa» tendida por los sectores del propio legislativo y la derecha del país, que el 7 de diciembre del 2022 le asestó un golpe de Estado, que lo destituyó y luego se encargó de ponerlo tras las rejas con acusaciones muy distantes de lo que se argumentó.

Dina Boluarte, vicepresidenta, asumió el cargo de Presidenta, y como primera «reunión de trabajo», recibió a la embajadora de Estados Unidos, Lisa Kenna, quien le ofreció «todo el respaldo» para la institucionalidad democrática del país.

Una nota al margen bien pudiera aclarar que «institucionalidad democrática» para el gobierno estadounidense es la arremetida de las fuerzas armadas y la policía peruana contra la población que exigía el regreso de Pedro Castillo a la presidencia y la salida inmediata de Dina Boluarte del cargo para el que no fue elegida. Cincuenta peruanos fallecieron en esas tristes jornadas.

La llegada en los próximos meses de mil militares estadounidenses a Perú, está enmarcada dentro de ese contubernio, al que se suma el hecho de que esa nación andina ocupe uno de los primeros lugares entre los países a los que Estados Unidos le ofrece entrenamiento en la tristemente célebre Escuela de las Américas, desde donde, hasta el año 2004 se habían entrenado 4 559 militares peruanos, y en años más recientes los «favorecidos» por la enseñanza del Pentágono, han sido, 84 en 2019, 136 en 2020 y 10 en 2021. La cifra de 2022 aún no se ha revelado.

Este 1 de junio —para que no existan dudas—, Estados Unidos prometió que «se asegurará de que sus militares que viajan a Perú, entrenarán a militares y policías que no hayan sido señalados por violar los derechos humanos». Así lo aseguró Brian Nichols, subsecretario de Estado para América Latina.

Hay que recordar a este señor que, en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, dependiente de la OEA, acusó al ejército y la policía peruanos de «haber hecho uso excesivo de la fuerza y haber perpetrado ejecuciones extrajudiciales durante las manifestaciones en rechazo al golpe perpetrado contra Pedro Castillo y que exigía la renuncia de su sucesora Dina Boluarte».

En tales circunstancias es más que bochornosa la invitación a que, militares estadounidenses, vuelvan a Perú, para preparar a las mismas fuerzas locales defensoras del golpe contra Pedro Castillo, y autoras de la represión que ha dejado al menos 50 fallecidos.

Comentarios