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Perú: crisis y encrucijada

31 de mayo de 2021

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Faltan escasamente dos semanas para las azarosas elecciones presidenciales peruanas de segunda vuelta y la temperatura interna del país no deja de subir en medio de conspiraciones, intrigas, denuncias, acusaciones y zancadillas de todo tipo, como corresponde a un escenario que viene envenenado desde hace mucho tiempo y ha atravesado por las situaciones más insólitas y sorprendentes, lindantes con “lo real maravilloso” que describiera Alejo Carpentier.

Menos un golpe militar clásico -a la vieja usanza gorilesca latinoamericana-, puede decirse que allí ha ocurrido de todo en los veinte años más recientes o un poco más. El antiguo Virreinato colonial de Lima, sede anterior de la poderosa y desarrollada civilización de los Incas no ha dejado de conmoverse, mientras los diversos gobiernos imperialistas que han regido en Estados Unidos hacen esfuerzos porque la codiciada presa sudamericana no se les vaya de las manos.

Cinco presidentes sucesivos han sido procesados y enjuiciados en Perú por corrupción o violación de derechos humanos o ambos delitos a la vez, como ocurre con el reo Alberto Fujimori que hoy cumple 25 años de prisión y cuya hija aparece como la candidata favorita de los imperialistas yanquis y la oligarquía local frente a las posibilidades del maestro rural Pedro Castillo, al que ven como un peligro inminente ante sus anuncios de que promoverá cambios sociales y combatirá la corrupción.

No hay dudas de que hay ya un amplísimo segmento del pueblo peruano que está harto de mentiras, explotación, sumisión, robo y engaño reiterado y ello explica que, por encima de cualquier otra consideración menor, el maestro arequipeño -sin un kilo en el bolsillo y con los principales medios de comunicación en contra-, aparezca con posibilidades reales de victoria electoral.

Washington se aterra ante la perspectiva de que en Perú se repitan los casos de Argentina, México y Bolivia y así naufrague definitivamente su llamado Grupo de Lima contra Venezuela y en el ex virreinato asuma un gobierno digno e independiente.

Han lanzado a sus lacayos más abyectos y sumisos, como el escritor Mario Vargas Llosa -otrora peruano y hoy apátrida-, a hacer campaña por Fujimori y a calumniar a Castillo, al que en el colmo de la desesperación llegan a calificar de “terrorista”.

Perú en crisis llega a una encrucijada ineludible, de la cual pudiera salir airoso.

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