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Perro viejo en apuros

27 de noviembre de 2020

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La inconformidad de los pueblos latinoamericanos contra regímenes que siguen fielmente la política neoliberal dictada por el imperialismo norteamericano, ha tenido quizás el epicentro de la violencia en Guatemala, donde miles de manifestantes se enfrentaron a la fuerza pública y unos cuantos llegaron a dar candela al edificio del Congreso, en demanda de la renuncia del presidente Alejandro Giammattei y la derogación del presupuesto para el 2021, extremadamente leonino y de abandono a las demandas populares.
No sé si cuando algún lector haya leído estas líneas el mandatario haya renunciado, una cuestión planteada incluso por el vicepresidente, quien también renunciaría, con el fin de aplacar la justa ira de un pueblo, en medio de una pobreza agravada por la mal atendida epidemia de la COVID-19.
Giammattei llegó al poder en agosto del 2019, tras ganar unas elecciones en segunda vuelta, con apenas el 15,2% de los votos en la primera, pero con el apoyo del resto de los partidos contendientes, que se unieron para evitar el triunfo de Sandra Torres.
En Ciudad de Guatemala existe cierta animadversión contra Torres, del partido Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) por –dicen sus detractores- sus tintes “autoritarios, clientelares y de izquierdas”, aunque es una izquierda muy alejada del socialismo.
Torres fue la más votada en la primera vuelta, pero siguió teniendo el mismo problema de siempre: un techo electoral muy bajo yel antivoto en zonas urbanas, especialmente en la capital.Un apoyo fiel le había permitido ganar en la primera vuelta y salir como favorita.
Giammattei, de la formación Vamos, ganó por carambola, sin tener muchas simpatías, y más cuando expresiones personales, acompañadas de acciones, recordaban al presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Pese a la derrota sufrida en la primera vuelta, con casi nueve puntos de distancia de Torres, Giammattei aplicó una coalición de contrarios para vencer, recordando que, en el 2015, Jimmy Morales, consiguió imponerse a Torres con más de 30 puntos de ventaja, aprovechando su ya mencionada debilidad en las zonas urbanas.
Pero este perro viejo en política, con muy pocas simpatías y ademanes trumpistas, no ha tratado de forma adecuada los problemas estructurales del país, de gran déficit fiscal, sin análisis serio al respecto y gran incapacidad para aplicar una política pública.
Y todo esto sin mencionar problemas de corrupción, el abandono a la salud pública y una pobreza que llega al hambre en zonas con vastísimos recursos agrícolas.

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