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Peor que el Triángulo de las Bermudas

11 de septiembre de 2013

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Pensando en aquellos frecuentes “rabos de nube” cuando visitaba en mi lejana niñez a Ciego de Ávila, alerté a mi compañero de Radio Habana Cuba, Ignacio Canell, sobre la entrada del viejo Britannia de Cubana en una sorpresiva zona turbulenta, que alarmó a todos y llevó a pensar en lo peor. Pero la pericia de los pilotos cubanos pudo sortear lo acontecido en un lugar donde han ocurrido históricamente accidentes inexplicables: el Triángulo de las Bermudas. Corría junio de 1972. Con el tiempo, he pensado que éste se puede eludir, no así uno peor, inmerso en todas las vicisitudes que afronta la humanidad, integrado por Estados Unidos, la Unión Europea (UE) e Israel, ya bautizado como el Triángulo de la Muerte.

Tal como el estribillo del dicho sobre los Hijos de Elena -tres eran tres los hijos de Elena/tres eran tres y ninguno era bueno-, así lo encontramos agazapado sobre los sucesos que están llevando a la agresión imperialista a Siria, como otros más abierto sobre la cuestión palestina, la ocupación de Afganistán, el aliento a la lucha sectaria en Iraq, el intento de desestabilizar a Irán bajo el pretexto de su programa nuclear, y muchos etcéteras que le dan la vuelta al mundo, parafraseando un conocido axioma para convertirlo en símbolo de sus fechorías: ”Nada ajeno, le es ajeno”.

Las estrechas relaciones entre la Unión Europea e Israel (EE.UU. está implícito) marcan el comportamiento de la primera, que hipócritamente llama a la moderación de Tel Aviv, para después justificar las acciones sionistas más implacables contra el pueblo palestino.

Aún fresco, por su crudeza, está la masacre israelí contra la Flotilla de la Libertad, que llevaba ayuda a la bloqueada población de Gaza. Pero los países aliados de Israel le evitaron una sanción en la ONU por un hecho que transgredió los principios más elementales del Derecho Internacional Humanitario. Es más, la mayoría de los muertos eran turcos y, tras el pataleo del agredido, Ankara volvió a unir fuerzas con Tel Aviv y hoy son socios en el equipo formado por Washington en la agresión mercenaria a Siria.

Tal como el Imperio y sus acólitos satanizan a este país árabe, antes lo hicieron con Irán, lanzando amenazas contra la producción de combustible nuclear. Las gestiones del Organismo Internacional de Energía Atómica fueron tan baldías o manipuladas como también ignoraron el  comprobado amañado resultado de las inspecciones del organismo sobre las armas ofensivas de Iraq, con el fin de respaldar el falso pretexto de EE.UU. para la agresión, como se teje en estos momentos la telaraña de las armas químicas contra Siria.

Hicieron lo imposible para dar al traste con las más recientes elecciones iraníes, lo cual no fructificó, luego que la UE si había logrado abonar el terreno para exacerbar las supuestas transgresiones a los derechos humanos, cuestionar la legitimidad de anteriores comicios, internacionalizar la campaña mediática, sugerir a los organismos internacionales medidas contra  Irán, anticipar las líneas para un posible bloqueo y pretextar cualquier motivo intervencionista, en medio de las amenazas de Israel de emprender un ataque contra las instalaciones nucleares de Teherán.

Para encontrar las causas de estos firmes lazos de la UE con el sionismo –siempre con la bendición de Estados Unidos- hay que remontarse a la bonanza de las relaciones privilegiadas con Israel, las ambiciones petroleras británicas, la subyacente presencia francesa en El Líbano y Siria e intereses estratégicos que transponen las fronteras del Medio Oriente.

El poderoso lobby sionista radicado en Estados Unidos y las magníficas relaciones de los dirigentes de Alemania, Francia, Gran Bretaña e Italia con Israel, tipifican un indisoluble nexo con intereses del mencionado triángulo.

En este contexto, la especialista cubana Leyla Carrillo comenta que quien conozca el compromiso del presidente norteamericano, Barack Obama, con un importante grupo judío, durante su más reciente campaña presidencial, y su llamada Estrategia Nacional de Seguridad; el que presencie la secuencia de impunidades permitidas por sus aliados a Israel contra todos los principios del Derecho Internacional y del Humanitario (constantemente violados en El Líbano y Palestina); o aquél que profundice sobre los sucesivos actos de fe de la UE contra Irán, intuiría que el Triángulo de la Muerte sellado entre Estados Unidos, la Unión Europea e Israel podría desplazarse hacia “cualquier lugar oscuro del mundo”.

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