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Pensamiento y programa

14 de octubre de 2019

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Estudiando la obra de Fidel Castro, constatando su genio, nos damos cuenta que cuando se lanzó a la toma del Cuartel Moncada, ya su pensamiento político era de avanzada.
Tras la adversidad de la acción militar y ante quienes los juzgaban, en su autodefensa, el líder revolucionario expuso el programa de la revolución que encabezaba.
Es decir, su pensamiento había madurado y la proyección de lo que se proponía hacer se convertía en programa.
El tiempo en la cárcel de la entonces Isla de Pinos, no fue para lamentar por no haber tomado la fortaleza. Fue para reflexionar, estudiar, analizar con sus compañeros de celda lo ocurrido y terminar de escribir “La Historia me Absolverá”.
Comenzaba, quizás, la etapa donde pensamiento, programa y acción, se convertían en partes inseparables de un todo.
Esa estrategia y ese liderazgo, condujeron a nuevas acciones: México, el Granma, la Sierra Maestra.
En todos los casos hubo adversidades. Lo mismo cuando se preparaban en territorio mexicano y fueron advertidos por autoridades del país, que, en la travesía del Granma cuando un combatiente cayó al mar y el líder ordenó no seguir el viaje hasta encontrarlo. Y así fue.
Ya en tierra y con la Maestra en el horizonte cercano, se produjo el combate de Alegría del Pío. Los rebeldes encabezados por Fidel tuvieron su bautismo de fuego cuando fueron cercados por una fuerza militar muy superior que propició, además de la caída de algunos de los expedicionarios, la fragmentación del grupo.
«El revés de Alegría del Pío», como se le conoce a aquel hecho, también puso a prueba el genio de Fidel, el pensamiento impregnado a la tropa y el objetivo concebido en su programa. La frase «aquí no se rinde nadie, c…» expresada por Juan Almeida, devino en concepción misma de la calidad de los combatientes.
Así, con la práctica de cada día, donde se reflejaban la ideología revolucionaria, el programa trazado y el liderazgo de Fidel, llegó el triunfo de enero de 1959, y el comienzo de una nueva etapa, larga pero difícil, fundamentada en los mismos principios de la lucha revolucionaria.
Traigo estas reflexiones al contexto actual, por cuanto soy del criterio que esos mismos preceptos —pensamiento, programa y liderazgo— son los que mantienen viva la llama de la victoria y la seguridad de un presente y futuro mejores.
Y me pregunto cuando leo y veo lo que ocurre en la América Latina actual ¿Cómo explicar que se pierda el poder, por el voto negativo de la población?
Sabemos que la unidad todavía es una cuenta pendiente en la izquierda latinoamericana, pero los ejemplos de estos años parecen dar razón a la convicción de que falta pensamiento, programa, liderazgo, y trabajo político con las masas, muy necesarios para enfrentar y vencer al neoliberalismo.

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