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Peligrosos temores del imperio

26 de noviembre de 2018

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No hay dudas de que, a pesar de las bravuconadas de su actual presidente y el pretendido rescate de la anacrónica Doctrina Monroe, la influencia habitual del imperialismo norteamericano decae sensiblemente en importantes sectores de la vida latinoamericana y caribeña, de manera tan inexorable que ni los Macris ni los Bolsonaros podrán detenerlo.

En ese sentido, llaman la atención las declaraciones del jefe de la Fuerza Aérea (USAF) estadounidense, David Goldfein, aparecidas en la revista Foreing Policy y reproducidas por el semanario Newsweek posteriormente.

En un escenario donde los altos jefes militares hacen inusualmente declaraciones políticas, sino cuando desean encender señales de alarma, Goldfein se declaró preocupado e instó a su propio gobierno a “prestar más atención” a América Latina ante “el preocupante crecimiento de la influencia de China y Rusia en esa región”, según su visión.

Al regresar de un viaje a Colombia, este general confirmó que “mantenemos una estrecha vigilancia sobre las actividades de China y Rusia a nivel mundial, pero desde luego mantenemos un ojo sobre actividades en América Latina” y añadió de manera enigmática: “Cuando se trata de China y Rusia estamos buscando cooperación donde podamos y retrocediendo agresivamente donde debemos”.

En concreto, el citado jefe militar se refirió a la necesidad de que los gobiernos latinoamericanos sigan comprando armamento estadounidense, pues sus ejércitos corren el riesgo de “quedar fuera de las operaciones de Estados Unidos y otros aliados si dejan de adquirir hardwares militares de esta procedencia para dirigirse a otros mercados”.

Goldfein les advirtió que, aunque sean más baratos, no serían compatibles dentro del sistema regido por las tecnologías de Estados Unidos: fue una mezcla de amenaza y advertencia a sus aliados militares y en particular a los colombianos, que parecen haber sido tentados por esos cambios.

Este tipo de temores, expresados por parte de un alto cargo del Pentágono, no deben ser pasados por alto pues reflejan una debilidad relativa por parte del Imperio, que abruptamente puede derivar en agresividad y hostigamiento.

El actual régimen establecido en Washington ha proclamado oficialmente la vigencia de la Doctrina Monroe, esta vez contra China y Rusia y también contra todas las decisiones soberanas, autónomas e independientes que cualquier país latinoamericano o caribeño pueda asumir, sea cual sea el signo ideológico o político de quién lo gobierne.

En América Latina y el Caribe, el Imperio está rodeado de temores y eso es peligroso para todos.

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