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Pedir agua… y no por señas

10 de junio de 2017

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El sistema de satélites GRACVE de la NASA estadounidense, ha revelado que más de la mitad de las reservas de agua dulce bajo la superficie terrestre se están agotando.

El dato es otro aporte real para los incrédulos que aún piensan que el tema del cambio climático no es cuestión de presente.

Se trata de investigaciones utilizando satélites que toman medidas precisas de los acuíferos subterráneos, responsables del suministro del 35% del agua que utilizan los seres humanos en todo el mundo.

El análisis refleja que los científicos habían sospechado durante mucho tiempo que los seres humanos estaban gravando el suministro de agua subterránea del mundo, pero los datos de la NASA fueron la primera evaluación detallada para demostrar que los principales acuíferos están luchando para mantenerse al día con las demandas de la agricultura, el crecimiento de la población, el turismo termal mal desarrollado y las industrias como la petrolera y minería.

No debemos olvidar que los acuíferos pueden tardar miles de años en llenarse ya que se recargan lentamente con agua de deshielo y lluvias.

En el propio documento divulgado por la NASA-AAPN se explica que veintiuno de los 37 depósitos subterráneos de agua más grandes del mundo han superado sus puntos de inflexión en la sostenibilidad, lo que significa que durante una década, período que duró el estudio, se eliminó más agua que la velocidad natural de recarga.

De igual forma, trece acuíferos disminuyeron a tasas que los situaron en la categoría más problemática. Los investigadores dijeron que esto indicaba un problema a largo plazo y que es probable que empeore a medida que crece la dependencia del agua proveniente de de esas reservas.

Entre otros ejemplos, se refiere al acuífero Guaraní, considerado un  importante cuerpo hídrico subterráneo transfronterizo formado en la era Mesozoica. Se trata de un conjunto de rocas arenosas que está por debajo del nivel del terreno que tiene agua en sus poros y fisuras. Estas rocas se depositaron allí entre 245 y 144 millones de años atrás, refieren los científicos de la NASA que recuerdan que sus dimensiones superan en tamaño a España, Francia y Portugal juntas.

Este reservorio, que se extiende por varios países sudamericanos, tan solo en Brasil, donde el acuífero se extiende unos 840 mil kilómetros cuadrados, abastece a más de 300 poblados, entre los cuales se incluye a unos 6 millones de habitantes de Sao Paulo.

También es garantía de agua para Argentina donde llega a 225 000 kilómetros y en Uruguay con 45 000 km2, donde el agua favorece plantaciones agrícolas y poblaciones.

Al respecto, el geólogo uruguayo, Jorge Montaño, citado en el propio informe, señaló que “en cuestión de 10 años la salinización del acuífero había aumentado en forma significativa, por lo que ahora podría haberse agravado el tema”, advirtió.

En el caso argentino, el titular de la cátedra de Hidrogeología de la Universidad de Buenos Aires, Dr. Miguel Auge, advirtió hace unos años que “es urgente frenar la explotación masiva e intensiva del reservorio, inclusive para baños curativos”.

Esta situación se suma a una larga lista de afectaciones de la naturaleza debido a los impactos del cambio climático y al mal uso humano de su principal fuente de vida: el agua.

Por todo ello, una reflexión llama a la puerta de todos antes de tener que llegar a pedir el agua por señas y con desesperación.

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