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Parecía, ¡pero no!

18 de diciembre de 2017

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Por un momento pensé que el candidato socialdemócrata Alejandro Guillier podía vencer al derechista Sebastián Piñera en las elecciones presenciales chilenas y evitar que este aplicara un programa que ahondaría el control neoliberal en la nación suramericana.

Pero no hicieron falta “pucherazos”, ni control de las mesas ni compra de votos para que el multimillonario empresario venciera holgadamente en unos comicios en que la mitad del posible electorado se quedó en sus casas, facilitándole una vez más a la reacción la toma “democrática” del poder y seguir cerrando el camino a las naciones que aún quedan en Suramérica con mandatarios y gobiernos progresistas o de ese corte, amantes de la integración regional y enemigos de la desigualdad.

En este último aspecto, a pesar de no ser una nación miserable o con pocos recursos o bajo crecimiento, allí se presentan las condiciones más desiguales del continente, con una burguesía que no aflojará las riendas de la economía y mantiene y fortalece las armas del egoísmo y antisolidarias adquiridas en grado mayor durante la dictadura de Augusto Pinochet.

Como ya es usual en las naciones con individuos que se creen superiores en el intelecto, la ya cansona división de la izquierda coadyuvó al triunfo de Piñera, con un Frente Amplio legislativo que apenas se movió a favor de Guillier, haciéndole el caso del perro a la saliente mandataria, Michelle Bachelet, cuyos frustrados programas para mejorar de la calidad de vida del chileno no fueron cumplidos, si acaso algo en lo referente a la atención infantil y las mujeres objetos de discriminación.

Así, la mesa la encontró servida Piñera, quien se caracteriza por exabruptos, aunque se dice admirado por el coraje de Bachelet.

Antes que político, Piñera es empresario. Se inició en el sector inmobiliario con la constructora Coltén desde donde saltó a las finanzas para presidir el primer banco de negocios de Chile: Citicorp.

Luego, creó la empresa que introdujo el pago por tarjetas. Participó en la creación de las empresas CMB S.A.; Inmobiliaria Aconcagua; Inmobiliaria Las Américas S.A.; y Editorial Los Andes.

También fue inversionista de las aerolíneas Lan Chile –hoy Latam Airlines– tras la fusión con Brasil TAM líneas Aéreas. Además, obtuvo la filial chilena de Apple, lideró la cadena televisiva Chilevisión y formó parte de la junta del equipo de fútbol Colo-Colo con la sociedad anónima Blanco y Negro, representando un gran revés para el Club Social y Deportivo del cuadro local con más adeptos.

En el 2017 logró un capital estimado en 2.700 millones de dólares, según la revista Forbes

Se ha visto involucrado en varios conflictos de interés, porque nunca se desligó de las empresas aun siendo presidente. El último de ellos ocurrió tras una importante inversión en la Pesquera Exalmar de Perú, donde Piñera había invertido dinero a través de Bancard a fines del 2010.

El caso llegó a los tribunales este año, mediante una prueba en la que se mostraba un correo de un analista de Bancard remitido a Piñera en el 2010, documento desmentido por este, pero ello no hacía falta, porque enseguida se movieron los intereses pinochetistas para protegerlo y prepararlo para esta asunción de la que deben estar contentos, por la pronta entronización de un neoliberalismo que ya controlaba Chile desde la sangrienta toma del poder por Augusto Pinochet en 1973.

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