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Panorama después de Alepo

22 de diciembre de 2016

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Las consecuencias de la expulsión de los grupos terroristas de la importante ciudad de Alepo –al norte de Siria y cerca de la frontera con Turquía considerada la segunda del país después de la capital Damasco– comienzan a sentirse y no por imprevistas son menos trágicas; son evidentes frutos de la desesperación y el odio acumulados por esos elementos, sostenidos por la ayuda exterior.

Como ya habíamos apuntado en estas mismas páginas, los resultados de la cruenta y prolongada batalla de Alepo pueden ser decisivos en el contexto del conflicto sirio. La pérdida del control sobre Alepo es posiblemente el más duro golpe recibido por los diversos grupos terroristas que la ocupaban desde hace más de dos años, habiéndola convertido en bastión de sus fuerzas, en particular dentro del territorio de Siria, aunque ejerciendo también influencia hacia el vecino Irak.

Por su cercanía a la frontera turca, esa ciudad jugó asimismo un papel crucial para la recepción de armamentos y refuerzos de todo tipo que hacen llegar las llamadas “potencias occidentales” y otros asociados a los elementos terroristas, agrupados dentro de la increíblemente titulada “oposición moderada” siria compuesta también por miles de extranjeros, según ha sido ampliamente divulgado.

Para el Estado Árabe Sirio es probablemente la más importante victoria militar obtenida en el transcurso de la guerra de destrucción impuesta al pueblo sirio, contando con el apoyo efectivo de la aviación militar rusa.

Tanto el ataque a la legendaria ciudad de Palmira –atribuido a formaciones del llamado Estado Islámico– como el brutal asesinato del embajador ruso en Turquía se consideran reacciones motivadas por la derrota en Alepo y pueden ser el presagio de nuevos atentados y crímenes contra la población civil en otros escenarios seleccionados.

Mientras tanto, las llamadas “potencias occidentales” hacen su parte y buscan mitigar la derrota de los terroristas en Alepo, salvar a sus remanentes y permitirles una eventual reagrupación, para lo cual han utilizado el pretexto de la “ayuda humanitaria” a los civiles atrapados dentro de algunos barrios.

Paralelamente, como parte de las maniobras para estimular y alentar a los terroristas derrotados, el gobierno de Estados Unidos ha hecho público desvergonzadamente que levantó la supuesta prohibición del envío de armamento adicional a estos elementos criminales que, como se sabe, nunca han dejado de contar con el apoyo y financiamiento de Washington.

En el terreno militar la defensa de Alepo y la expulsión de los terroristas de Palmira se convierten en los objetivos fundamentales del Ejército Árabe Sirio y sus aliados, según declaró el presidente Al Assad.

En cuanto al quehacer diplomático y político todo apunta a un mayor entendimiento y coordinación entre Rusia, Turquía e Irán, lo cual representa la peor noticia que puedan recibir los terroristas y sus sostenedores exteriores.

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