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Paisaje después del “Brexit”

28 de junio de 2016

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Pocos acontecimientos han causado en los últimos tiempos tal multitud de vaticinios, presagios, augurios y profecías como el tan mencionado “Brexit”, o sea, la salida del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte del seno de la Unión Europea (UE) a la que se había incorporado –no sin reticencias y dudas desde un principio– a partir del año 1973 y justamente mediante un plebiscito que en aquella ocasión confirmó el trascendente paso de la “pérfida Albión”, como le llaman sus antiguos adversarios españoles.

No hay dudas de que la Gran Bretaña –muy lejos de los viejos tiempos de imperio mundial con la flota más poderosa del planeta– sigue siendo hasta hoy una potencia de importante peso político y económico, miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, aunque su diplomacia siempre hábil y manipuladora se haya tornado excesivamente subordinada a Estados Unidos.

Es precisamente ese papel que ha seguido jugando la Gran Bretaña en el escenario internacional lo que explica la conmoción causada por la decisión de su ciudadanía. Después de un largo proceso de desencuentros y desavenencias mutuas que caracterizaron su permanencia dentro de la UE, incluida la negativa e incorporarse en la Zona Euro, manteniendo la libra esterlina como moneda nacional.

No obstante, los más de cuarenta años de permanencia dentro de la Unión ensamblaron de tal manera a ambas economías que esta abrupta separación no podrá realizarse sin consecuencias para las dos partes e incluso más allá, para algunos aspectos de la economía mundial en su conjunto.

Sobre esto último, varían las opiniones de analistas y expertos que no coinciden exactamente sobre cuales son los aspectos que pudieran estar involucrados o verse afectados, aunque mencionan mayor inestabilidad en los mercados petroleros y el posible cese de Londres como importante centro financiero, la caída de la libra esterlina y del Producto Interno Bruto en más de 5 por ciento.

Por otra parte, resulta dudoso que los más de 17 millones de británicos que votaron por la salida de la UE no hayan analizado previamente esas negativas consecuencias que algunos anuncian, comparándolas con la situación desventajosa en que se encontraban dentro de la Unión actualmente.

Recordar que Gran Bretaña es un pilar histórico del sistema capitalista, es prácticamente su cuna y tanto esa población como sus clases dominantes tienen vasta experiencia en esta lides, donde no son frecuentes los saltos al vacío.

La opción por la salida de la UE tendrá inevitablemente repercusiones políticas para el país en cuestión y para la propia Unión y ellas pudieran reflejarse en el seno del pacto político-militar de la OTAN, al que Gran Bretaña seguirá perteneciendo pues tal status no ha sido cuestionado hasta el momento.

En cuanto a Estados Unidos –cuyo presidente viajó hasta Londres a hacer insólita campaña a favor de la permanencia británica en la UE–, resultó un evidente revés, que se traducirá en la pérdida de su principal socio y aliado en el seno de esa Unión.

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