ribbon

Otra vez el “narcotráfico” como pretexto

7 de abril de 2020

|

 

En la larga y funesta historia del imperialismo norteamericano y sus guerras de agresión y expansión hacia las diversas regiones del mundo, abundan los actos de autoprovocación y la fabricación de mentirosos pretextos que justifiquen esas acciones, generalmente fechorías que desconocen el derecho internacional e incluso las propias leyes de la guerra.

“Remember the Alamo”, proclamaron en la agresión contra México; la explosión del acorazado Maine les sirvió para lanzar la guerra contra España; el llamado “incidente del Golfo de Tonkín” les sirvió para iniciar los bombardeos contra el norte de Vietnam; una supuesta amenaza a estudiantes norteamericanos justificó la invasión a Granada, y así sucesivamente los diferentes gobiernos de Estados Unidos han utilizado inventados pretextos.

En los tiempos más recientes, el narcotráfico –que tiene su origen y principal consumidor precisamente en la nación norteamericana– se presenta como argumento preferido para encubrir planes de agresión y ocupación de territorios extranjeros que por una u otra razón son ambicionados por el imperio o son gobiernos que se niegan a seguir los dictados de Washington y se empeñan en defender la independencia y la soberanía.

En 1989, Bush padre lo usó para disfrazar la brutal agresión y ocupación de Panamá. Ahora el soberbio y arrogante Trump lo resucita para intentar encubrir nada menos que el bloqueo naval y eventual ataque militar directo contra la República Bolivariana de Venezuela, una vez fracasados estrepitosamente todos los planes anteriormente elaborados en colusión con la desprestigiada, fragmentada y corrupta oposición golpista venezolana.

En medio de ese desastre, al régimen de Trump solo le queda un dócil socio inmediato y pretende utilizarlo: el gobierno colombiano de la oligarquía de ese país, encabezado por Álvaro Uribe cuya cabeza visible es el obediente y ridículo Iván Duque.

Allí cuentan con siete bases aéreas y envían armamento y equipos militares bajo el manto del llamado Plan Colombia, cuyo objetivo original –según declararon entonces los firmantes– era reducir las plantaciones de hojas de coca y combatir el narcotráfico dentro del territorio colombiano.

Los resultados del Plan Colombia no pueden ser más decepcionantes y sus verdaderos propósitos quedan desenmascarados por parte de un informe de la Oficina de Control de Drogas de la Casa Blanca, tan reciente como del 5 de marzo, afirmando que los cultivos de coca en ese país aumentaron en 4000 hectáreas y hoy llegan a 212 000 y la producción de cocaína creció en 8 por ciento y pasó de 879 toneladas a 951: ambos récords históricos.

En medio de esas cifras concluyentes emitidas por el propio gobierno de Estados Unidos y de la grave crisis epidemiológica de la pandemia COVID-19, el delirante Trump cree llegado el momento de la agresión contra Venezuela. La situación no puede ser más insólita y absurda; el principal productor y el principal consumidor de cocaína en el mundo no tienen otra ocurrencia desesperada que acusar a Venezuela de “narcotráfico”, haciendo caso omiso al limpio expediente y la activa colaboración del gobierno bolivariano en estos casos, que ellos conocen perfectamente.

Venezuela, una vez más, ha denunciado con claridad y precisión estos planes y se mantiene aler4ta y serena frente a los sueños paranoicos del régimen yanqui, combatiendo con efectividad a la COVID-19 y lista para responder cualquier zarpazo.

Comentarios