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Otra sucia historia transnacional

23 de septiembre de 2013

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El presidente ecuatoriano Rafael Correa levantó su mano de denuncia y mostró al mundo la sucia historia de la transnacional Chevron en la Amazonía ecuatoriana.
La compañía petrolera, de las más rentadas en Estados Unidos, con 189 500 millones de dólares anuales, tiene filiales en 180 países y precisamente por tales patrimonios se considera por encima de la ley cuando se trata de naciones del Tercer Mundo.
En Ecuador su historia se remonta al año 1964 cuando comenzó exploraciones en campos petroleros en el oriente del país, alrededor de la ciudad Lago Agrio.
Ya entre los años 1972 y 1992, esa empresa extrajo 1 500 millones de barriles de petróleo.
En ese proceso de explotación del hidrocarburo la transnacional vertió intencionadamente 19 000 millones de galones de residuos en la región y derramó 17 millones de galones de petróleo, que han provocado una verdadera catástrofe contaminante y ecológica.
Ha sido de tal magnitud el derrame que no pocas organizaciones ecologistas la han calificado como el peor desastre petrolero del mundo.
Por tal motivo la compañía que abandonó la explotación en Ecuador hace 21 años, ha sido acusada legalmente por tribunales de esa nación, principalmente por demandas puestas ante la justicia por comunidades indígenas afectadas gravemente.
El proceso legal inicialmente planteado ante las Cortes de Estados Unidos, fue denegado y por ello trasladado a la Corte ecuatoriana y, desde 2003 los demandantes que representan cinco nacionalidades indígenas, 80 comunidades y más de 30 000 personas, esperan por que Chevron los indemnice y repare las zonas afectadas y nunca limpiadas.
El pago de tales afectaciones exigido a la transnacional petrolera es de 19 000 millones de dólares que debe abonar a los pobladores de la Amazonía.
En las zonas afectadas por la contaminación de las aguas las tasas de personas que padecen o mueren de cáncer son más altas que en áreas no afectadas.
Ocurre igual con los porcientos de mujeres embarazadas que abortan y de niños que sufren leucemia.
En toda la franja de explotación petrolera de la Chevron en la nación ecuatoriana se ha comprobado científicamente que el agua está contaminada con toxinas procedentes de esa industria.
Otro daño colateral ha sido la pérdida de tierra sufrida por comunidades autóctonas a través de la contaminación y el desplazamiento.
Durante la visita al lugar donde la empresa norteamericana ha dejado más de 1 200 piscinas totalmente contaminadas, el mandatario ecuatoriano Rafael Correa llamó al mundo a unirse contra el capital y evitar la compra de productos de la Chevron.
Aseguró el Presidente que el daño ecológico provocado por esa transnacional es 85 veces superior al provocado por el derrame de petróleo de la British Petroleum en el Golfo de México.
Se trata de otra sucia historia del poder transnacional  que hace caso omiso a la demanda de los pueblos afectados.

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