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Otra más de Trump: Escalada temeraria

12 de septiembre de 2018

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Muy sencillo, Donald Trump decidió este martes cerrar la sede de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) que existe en Washington.

Es la última de una serie de furiosas e irracionales medidas del magnate presidente, en lo que la OLP ha calificado como una “escalada temeraria”, – y yo agregaría– como un abierto desafío a la comunidad internacional.

El “regalo” del presidente Trump a la “búsqueda” de una solución al tema palestino, coincide con la fecha del 11 de septiembre, muy recordada por el impacto que dejó aquel ataque terrorista contra las Torres Gemelas en Nueva York que, entre otras cosas, daría inicio –al menos de manera oficial– a la gran cacería de árabes en todo el mundo, escenificada con las guerras atroces lanzadas por el Pentágono contra Iraq, Afganistán, Libia y Siria.

¿Qué han dejado esas acciones bélicas? Pues más de un millón de muertos, cifra similar de heridos y mutilados; países desestabilizados, y recursos robados…

La justificación esgrimida ahora no puede ser más burda: los líderes de la OLP no se comprometieron con los esfuerzos de Estados Unidos para lograr la paz con Israel e intentaron impulsar una investigación sobre ese país por parte de la Corte Penal Internacional (CPI), dice un Comunicado del Departamento de Estado.

Días antes, el propio Trump cortó la ayuda económica a la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos, dejando desprotegidos económicamente a millones de seres humanos, principalmente a los niños.

El cierre de la sede de la OLP es, además, arbitrario jurídicamente y contrario al compromiso de Washington de facilitar a las naciones miembro u observadores de la ONU, su trabajo y desenvolvimiento en el país anfitrión.

Como era de esperar, la decisión del amo imperial fue rápidamente apoyada por el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, quien comunicó su beneplácito.

El asunto es que ahora el gobierno de Trump ha enfilado sus cañones contra los palestinos porque estos han solicitado a la Corte Penal Internacional que inicie una investigación sobre los crímenes que comete Israel contra la población palestina.

No creo que haya alguien en este mundo que pueda aceptar una medida como las que aplica Trump, si se tiene en cuenta los que mueren cada día en Gaza y Cisjordania a causa de la metralla de los soldados sionistas, los mismos que Washington apoya con armas y dinero.

La denuncia palestina en la CPI fue calificada por el gobierno de Tel Aviv como “paso cínico sin validez legal”. Recordemos que tanto Estados Unidos como Israel no han ratificado el tratado fundamental de esta Corte.

En tanto, el diario The New York Times refiere que el gobierno de Estados Unidos le ha declarado la guerra a la Corte Penal Internacional con sede en La Haya, la que el gobierno de Trump considera “ilegítima” y dice que prohibirá la entrada a Estados Unidos de jueces y fiscales de ese tribunal.

Actualmente, 123 países han ratificado el Acuerdo de Roma y por ende aceptado la jurisdicción de la Corte Penal Internacional para juzgar casos de crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y genocidio. Pero Estados Unidos e Israel, que firmaron ese estatuto inicialmente, optaron después por no continuar en él y, por ende, desconocen su jurisdicción.

Respecto al cierre de la sede palestina en Estados Unidos, Saeb Erekat, secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina, aseguró que “los derechos de su pueblo no están a la venta, que no sucumbiremos a las amenazas y al acoso de Estados Unidos y que continuaremos nuestra lucha legítima por la libertad, la justicia y la independencia, incluso por todos los medios políticos y legales posibles”.

Por su parte, el presidente Donald Trump dijo que después de una revisión, había ordenado que los 25 millones de dólares asignados para el cuidado de los palestinos en seis hospitales en el este de Jerusalén “vayan a otros proyectos de alta prioridad en otros lugares”.

El jefe de la Red de Hospitales de Jerusalén Oriental advirtió el lunes que la decisión de recortar los fondos ponía “en peligro la salud de cinco millones de palestinos”.

Así van pasando, una tras otra, las decisiones de un Donald Trump incapaz de sentir por la muerte o enfermedad de un niño, y muy capaz de hacer trizas cualquier tratado internacional o decisión, aunque sea de la propia ONU.

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