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OTAN: muerte cerebral; OEA: agonía sin remedio

24 de diciembre de 2019

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Los dos más cercanos y hasta ahora más serviles pactos con que cuenta el gobierno imperialista de Estados Unidos parecen entrar en la más profunda crisis, en buena medida provocadas por la propia Administración Trump con sus políticas irresponsables y demenciales, que aterrorizan a muchos de los que hasta hoy fueron sus aliados y actualmente toman distancia del enjuiciado mandatario yanqui, de sus acciones aventureras y sin fundamentos.

Dos sucesos recientes, acaecidos en el mundo de la diplomacia, sirven para ilustrar rápidamente el desprestigio creciente y el paulatino aislamiento de Washington: nos referimos a lo ocurrido en la Cumbre conmemorativa del aniversario 70 de la OTAN en Londres y a la recién celebrada reunión del Consejo Permanente de la OEA para analizar el tema de Bolivia.

El encuentro de la OTAN concluyó de manera abrupta bajo los insultos de Trump al primer ministro Justin Trudeau, al que llamó “hipócrita” cuando presumió que era objeto de burlas por parte del canadiense, al que secundaron entonces el premier inglés y el presidente francés.

El mandatario yanqui no ahorró improperios hacia los aliados que -como Canadá- se niegan a elevar hasta el 2 por ciento de su PIB los gastos de defensa, con lo cual disminuyen la probabilidad de compra de armamento estadounidense, entre otros emolumentos que consideran innecesarios.

Mientras tanto, las grietas con el presidente Macron fueron ahondándose al calificar Trump como “repugnantes” las declaraciones en que el mandatario francés calificó a la OTAN como herida de “muerte cerebral” e inoperante.

En cuanto a la servil y desprestigiada OEA, se produjo allí una sorpresiva derrota que ni el secretario Almagro pudo evitar, al aprobarse en el Consejo Permanente una condena al régimen de facto fascista recién instalado en Bolivia, por la persecución, discriminación y abusos contra los pueblos indígenas que componen ese Estado Plurinacional.

De manera insólita, los yanquis y sus títeres, -incluidos los fascistas bolivianos,- salieron mal parados ante los 18 votos a favor de una Resolución que logró reunir la digna Comunidad del Caribe (CARICOM), a los que se unieron otros como México, Argentina y Panamá junto a numerosas abstenciones.

Fue un inesperado fiasco para el arrogante Trump y el abyecto Almagro, quienes aun deben andar buscando explicación sobre el brusco viraje ocurrido en un escenario considerado ya como cautivo y apaciguado.

Ambos casos son realidades del mundo contemporáneo donde, a pesar de todo, pueden abrirse paso aun la verdad, la ética, la decencia y la justicia.

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