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Oreja nazi

21 de marzo de 2014

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Independientemente de quien resulte triunfador en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Eslovaquia, se espera que se mantenga una fuerte abstención ante la poca confianza popular por el actual gobierno y sus principales opositores, en tanto se constata el avance neonazi en las regiones más atrasadas del país europeo.
Una victoria del primer ministro eslovaco, Robert Fico, en la segunda vuelta del 29 de este mes de marzo, le daría a su partido Smer, calificado de centroizquierda, un control completo del poder.
El Premier es el favorito, pero la abstención predominante y acusaciones de corrupción contra su agrupación política ponen en peligro al oficialismo ante el denominado independiente y recién llegado a la política Andrej Kiska.
Fico, quien ha encabezado el país de Europa central desde que arrasó con una elección parlamentaria en el 2012, ganó en la primera vuelta el 28% de los votos frente al 24% de Kiska, un margen menor al pronosticado por las encuestas.
Kiska, un empresario de 51 años devenido en filántropo, vio sus posibilidades crecer por las preocupaciones de los votantes sobre el hecho de otorgarle demasiado poder a Fico. El partido Smer ya tiene una mayoría parlamentaria y maneja el gobierno sin necesidad de coaliciones.
Fico, de 49 años, obviamente tendría que dejar su puesto de primer ministro si gana, pero su partido lo reemplazaría con un nominado del Smer. Llevó a Eslovaquia a la zona euro en el 2009 y ha mantenido al país de 5,5 millones de habitantes abierto a los inversores, a pesar de imponer tributos adicionales a bancos y prestadores de servicios públicos.
Eslovaquia ha atraído a grandes ensambladoras como las automotrices Kia y Volkswagen, que han ayudado a mantener el crecimiento en niveles decentes, incluso cuando otros países en Europa central cayeron en recesión en medio de la crisis de la zona euro.
A su vez, Kiska hizo millones de dólares con empresas de crédito al consumo que vendió hace una década, antes de comenzar con un proyecto de caridad para ayudar a familias con hijos enfermos.
Los votantes eslovacos han mostrado en el pasado que se pueden volcar a un candidato rezagado. El saliente presidente Ivan Gasparovic fue elegido en su primer término de cinco años en el 2004, porque los eslovacos votaron en contra del primer ministro Vladimir Meciar, a quien consideraban autoritario.
De todas maneras, subrayo, se espera poca afluencia de votantes, lo que en general favorece a tendencias generalmente de ultraderecha, que siempre pescan en aguas revueltas.
Este factor se había hecho evidente con inusitada fuerza en la importantísima región eslovaca de Banska Bystrica, donde ya gobierna el líder neonazi Marian Kotieba, un conocido racista, quien promete el “exterminio de los parásitos gitanos” y no depara mejor suerte a los judíos. Logró más de 75 000 votos -el  55,5% de la magra asistencia- en su victoria electoral de noviembre último en la mayor y más habitada región del país, con unos 650 000 habitantes.
Presidente de la agrupación regional Partido del Pueblo-Nuestra Eslovaquia, habla de abandonar la zona euro y, en su diatriba contra todo, califica acertadamente de terrorista a la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
Los medios de comunicación checos y eslovacos valoraron el triunfo electoral de Kotleba como un grave fracaso de los partidos mayoritarios, y consideraron que podría obtener un resultado electoral parecido en cualquier otra región eslovaca”, a pesar de que el primer ministro Fico, cuyo partido ha ganado en seis de las ocho regiones eslovacas, se asienta todavía como la primera fuerza del país.
La radio eslovaca informa que se están desmantelando campamentos gitanos en la región, por miedo, y el presidente del Congreso Judío Europeo, Moshe Kantor, ha declarado que “es una victoria neonazi ante la que hay que reaccionar”.
La formación conservadora Unión Democrática Eslovaca considera la victoria de Kotleba “un enorme revés para la democracia”, y Fico ha acusado a las formaciones de centroderecha de alentar la victoria extremista, al no respaldar a su candidato en esa región en la segunda vuelta.
Según la agencia Efe, “los analistas eslovacos consideran que la desmovilización del voto socialdemócrata, el desprestigio de los conservadores por varios casos de corrupción y las respuestas populistas de Kotleba sobre la crisis económica han sido las claves de su triunfo en una de las regiones más pobres de Eslovaquia”, en la que la participación fue de solo del 24,61%.
Así, en Eslovaquia, ya comenzó a observarse, como en otras partes de Europa, del asno nazi, su oreja.

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