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Once años de Evo

21 de enero de 2017

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Logros frente a conspiración se pudiera resumir el quehacer de Evo Morales durante sus once años de mandato presidencial, que se cumplieron este domingo 22 de enero.
Once años que han estado permeados de todo tipo de intentonas para dar al traste contra el primer presidente aborigen del mundo, quien, como expresó el escritor jatiboniquense Mario Verdugo (“Sangre de jurados”), ha respondido a cada agresión con más revolución.
No sé el rumbo que tomará el nuevo gobierno de Donald Trump hacia el Estado Plurinacional, que, encabezado por Evo disminuyó la pobreza, aumentó considerablemente la calidad de vida del boliviano, e impidió que se siguieran robando y llevando al exterior el producto de las riquezas nacionales, las cuales invirtió en efectivos programas de ayuda social.
Algunas cosas, no tan pequeñas: Bolivia, otrora paupérrimo, es desde hace años el país latinoamericano que más crece, venció el analfabetismo y llevó la salud hasta los más inhóspitos rincones de la nación, en algunos aspectos con la solidaridad de Cuba, con la cual Evo ha demostrado hermandad revolucionaria y de afecto al eterno Fidel.
Cierto que los medios masivos de información, en manos principalmente de los enemigos del pueblo, como sucede en toda Latinoamérica, menos en Cuba, han sembrado en ocasiones incertidumbre, calumnias y enceguecedoras situaciones en el entendimiento popular, pero, al final, Evo ha resurgido triunfante, con un apoyo popular considerable en todo momento, que le ha valido incluso para presentar su candidatura a una nueva reelección presidencial, contra los vientos y las mareas sembradas por el enemigo.
Aún hay inquietudes, no está todo resuelto, por lo cual el mandatario hatenido que realizar ajustes ministeriales, porque hay que responder como se debe ante el pueblo.
Pero Evo ha salido airoso, no obstante la gran cantidad de dinero invertido en el denominado Plan de Estados Unidos para Bolivia, un nuevo intento para derrocarlo por cualquier vía, “blanda” o no.
Ello tomó un cariz relevante desde fines del año 2015 y llegó a presentarse en toda su crudeza hace algunas semanascon el asesinato a golpes del Viceministro de Asunto Interno, quien había ido en son de paz a dialogar con líderes de cooperativistas mineros, decididos a no aceptar la Ley de Minería y gestionar una rápida capitalización para entregar las riquezas del sector a los monopolios extranjeros y a la oligarquía nacional.
Para Estados Unidos la palabra no sería “entregar”, sino “devolver”, y para ello ha aprovechado y creado conatos de divergencia que luego exacerbó frente al presidente que ha sabido llevar a la nación sudamericana por el camino ascendente del desarrollo y hacer olvidar la explotación de etapas anteriores.
Todo representa un peligro para el Imperio, que ha reclutado mediante la Agencia Central de Inteligencia a elementos nacionales, generalmente jóvenes, e incluso apelado a elementos de la gusanera que nacieron en Cuba y residen en Miami y ciudades populosas europeas.
Provocar arremetidas policiales para crear “mártires” civiles, exacerbar cualquier diferencia entre blancos, mestizos e indios y utilizar el mayor control de la información para denigrar los logros revolucionarios son métodos utilizados una y otra vez.
Cuesta trabajo no endilgar epítetos duros a “plumíferos” que presentan a Estados Unidos como la víctima de la política nacionalista y revolucionaria boliviana.
Pero así lo hacen cuando afirman que EE.UU. pagó la factura al “sufrir” la expulsión de un embajador, otros diplomáticos y agencias gubernamentales como la DEA, NAS y USAID, y organizaciones no gubernamentales nada neutrales, que conspiraban contra el gobierno de La Paz, sobre lo cual se presentaron pruebas y hechos concretos, incluidos grupos de conspiradores que pretendieron subvertir el orden.
Las organizaciones no gubernamentales también fueron pilladas in fraganti cuando emplearon todo tipo de métodos para convencer a miles de indígenas a que participaran en marchas antigubernamentales en el 2010 y el 2011; se comprobó la penetración de la CIA en entidades estatales como Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, y la captación de Santos Ramírez, un dirigente del partido oficial MAS.
Fuerzas al servicio del imperialismo estuvieron presentes en la incitación y agravamiento de conflictos sociales, como el denominado paro cívico de Potosí y las protestas en la Paz, el pasado año, y los más recientes bloqueos de caminos, movilizaciones contra el cierre de la estatal Enatex y la de los discapacitados que demandaban un bono mensual, cuando en todo los casos el gobierno había asegurado indemnizaciones y la atención requerida.
Ante el peligro de lo que ya señalamos como erosión de las bases sociales, confiamos en este aniversario once de Evo como presidente que sabrá dar justa y digna respuesta a proyectos que no se detienen ni ante el asesinato, y, como apuntara el colega de Radio Habana Cuba, seguirá siendo un hueso duro de roer para el Imperio.

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