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Olimpísmo, sanciones y política

13 de diciembre de 2021

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El gobierno imperialista de Estados Unidos ha decidido añadir al deporte olímpico a su enfermiza y obsesiva política de sanciones por los más diversos y supuestos motivos contra las naciones y pueblos que se niegan a doblegarse ante sus dictados y optan por seguir un camino propio, independiente y soberano, acorde con sus características, tradiciones, historia, necesidades y deseos. Según la Carta de Naciones Unidas no tienen que pedir permisos a nadie, ni siquiera al ridículo y decadente Imperio que se pretende “policía del mundo” sin lograrlo.

Indignación mundial ha causado el llamado de Washington a boicotear los Juegos Olímpicos de Invierno 2022 que tendrán lugar en Beijing, China, 2022 negándose a enviar un representación gubernamental que acompañe a los atletas estadounidenses que –hasta el momento– asistirán al evento a nombre de su país.

Se trata de una felonía, en primer lugar, contra sus propios deportistas a los cuales abandona y deja desamparados, incumpliendo de manera grotesca el deber constitucional de protegerlos y asesorarlos; es una violación flagrante de las propias leyes de Estados Unidos y de los pocos socios que han anunciado seguirle los pasos.

Es oportuno recordar que fue también el gobierno imperialista de Estados Unidos (era Reagan) quién abrió el camino de extender al deporte olímpico las sanciones que obedecen a causas estrictamente políticas, cuando boicoteó y llamó al repudio mundial a los Juegos Olímpicos De Verano en Moscú 1980. Ni Hitler fue capaz de hacerlo durante las Olimpiadas de 1936 en Berlín y admitió allí a todos los países concurrentes.

Aquella decisión imperialista yanqui con respecto a Moscú 80 introdujo un nocivo precedente que parecía ya superado en aras del buen juicio, la cordura y el papel del olimpismo internacional como mensajero de paz y cooperación, tal como establece la Carta Olímpica y es reiterado en cada ocasión cuando se enciende la llama olímpica, tanto regionalmente como mundialmente.

No son pocas las autoridades gubernamentales y los comités olímpicos nacionales que han fijado ya su posición de respaldo y asistencia a los próximos Juegos Olímpicos de Invierno Beijing 2022 y han recordado el rotundo éxito deportivo y organizativo de los Juegos de Verano que tuvieron como sede a esa capital en 2008. Así lo han expresado Argentina y Francia –entre otros– mediante la Cancillería de Buenos Aires y el Ministro de Educación galo.

Más prudente ha sido el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), quien lamentó el hecho pero aclaró que tal decisión correspondía a la libre decisión de cada Estado. En esta ocasión, el Comité Olímpico de Estados Unidos expresó su desacuerdo con la Administración Biden por la utilización arbitraria e ilegal del olimpismo como herramienta sancionadora por motivos políticos.

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