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Oficio de «huelguista»

14 de abril de 2021

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Me los imagino. Para las fotos y videos a través del celular, acostados en sus camas, con la intención mediática de que cuatro o cinco den la idea de masividad y de que, quienes se adelantan en subir a las redes semejante espectáculo macabro, puedan ser calificados por alguna que otra agencia de prensa que se «hace eco» de la «huelga», como personas cuya salud peligra.

Hacen de los supuestos ayunos un modo de vida con aquello de que «están en peligro».

¿Por qué lo hacen? Vaya usted a saber. Se han acostumbrado a ser holgazanes que se sustentan con el dinero que le pagan desde Estados Unidos. Su «lucha» contra el régimen tiene como soporte servir como mercenarios al servicio de una potencia extranjera. Eso sí: le cogieron el gusto a los celulares, internet, WhatsApp, Twitter y otras formas modernas de comunicación.

Son los que acompañan sus «ayunos» de comida, con huelga total de conocimiento. No les interesa lo que ocurre en su país —bueno, malo o regular—; para ellos las leyes no existen; los llamados al cuidado ante la Covid-19 no es su asunto; las cifras de contagiados, graves, críticos y fallecidos, es cosa del gobierno… en fin, se van convirtiendo en parásitos de la vida.

Son —más que todo— los mediocres disfrazados en algunos casos de artistas o periodistas, y en otros, sin disfraz, de verdaderas marionetas en busca de dinero.

Me comentaba un compañero del barrio que si a estos personajes no les da vergüenza, con el «tamañón» que tienen, de vivir del cuento de una huelga que no es, en vez de ponerse a trabajar para servir a la nación que los cuida, atiende, alimenta, educa, cura…

La llamada «huelga» es un invento macabro para llamar la atención. Como también lo son las golosinas que quisieron dar a  niños de San Isidro a cambio de un show mediático, filmado y subido a las redes, de manera que quienes le pagan en Estados Unidos, tengan constancia de que ellos protestan, se movilizan, infringen la ley, vociferan ofensas contra dirigentes y autoridades, y explican en alguna entrevista con alguna agencia que les da crédito, que lo que «ocurre hoy en Cuba es una muestra de lo cerca que está la caída del gobierno castro-comunista».

En una jornada de pesca se diría que «le están dando cordel»

Y yo más bien creo que el cordel se lo dan ellos mismos, ilusos que han apostado por esta forma de «pescar», sin querer interiorizar que en Cuba ese tipo de faena y de «pescadores», nunca podrán imponerse. El pueblo los repudia, como ocurre siempre con los mercenarios.

Sepan que las supuestas huelgas no forman parte de ningún oficio honesto en este país. Que se sabe muy bien cuando violan leyes y como se las llama a los asalariados del imperio que nos bloquea, nos quiere asfixiar, nos agrede y que usa a estos elementos de poca monta para armar show y exacerbar ánimos, en medio del esfuerzo gigante que hace la Isla digna, su pueblos y sus gobernantes, para controlar y vencer una pandemia mortal.

El invento macabro de las huelguitas es uno más en la larga lista de los guiones incentivados por quien paga, Estados Unidos, en su afán por destruirnos.

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