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Nunca sabrás

2 de enero de 2024

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Tal como Tony Williams y The Platters entonaban a mediados del siglo pasado You’ll never known (Nunca sabrás), así se puede considerar el presupuesto militar de Estados Unidos, que en el próximo año fiscal volverá a imponer nominalmente récord, con cerca de 900 000 millones de dólares, pero que en realidad es difícil de calcular.

Se habla de mezquindades del presupuesto de guerra para seguir aumentando la sangre y la destrucción en la agresión a Rusia mediante Ucrania, pero Washington proyecta ahora que sus socios europeos se involucren con más ayuda a Kiev, mientras derrama más dólares para la ayuda a lo sionistas israelíes en el holocausto contra los palestinos en la Franja de Gaza, que se está extendiendo a Cisjordania y a los campamentos de refugiados en países vecinos.

Todo esto sin contar que ello conlleva a que esos gastos de fuera sean muy difíciles de calcular y de conocerse una cifra definitiva el gasto de los Departamentos de Defensa y de Seguridad de la Patria, conceptuado como Presupuesto de Seguridad Nacional.

Seguir el rastro a las partidas asignadas a ambos es casi imposible, pues se canalizan a través de una variedad de agencias. Además, la ausencia de rendición cuentas con que manejan los fondos hace difícil sacar cuentas sobre su destino hasta a los propios registradores que le asignan.

Esto no ha sido jamás objeto de auditoría a pesar que lo obliga la ley, ni las amenazas de algunos legisladores exasperados por tanto secretismo.

El misterio se explica mejor si recordamos que después de los atentados del 11 de septiembre cualquier indagación al respecto se considera antipatriótica.

A diferencia de las dos guerras mundiales t las agresiones a Corea y Vietnam, para costear las de Afganistán e Iraq deliberadamente no se promulgó ningún impuesto. Al no existir una contribución nominal, el estadounidense común no relacionaba el deterioro de su economía personal con la cara de la guerra ni se le dejaba ver que a la postre sería el que la sufragara.

Así, los legisladores se verían libres de dar explicaciones, Además, la fusión de intereses entre las corporaciones mediáticas y el complejo militar es tal que a los ciudadanos se les oculta todo dato que permita asociar la carga fiscal con el gasto militar.

En las interminables discusiones en el Congreso -teatro bufo lo calificó el intelectual Noam Chomsky-, se introdujo en la opinión pública la gran mentira de la insostenibilidad de los programas sociales.

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