ribbon

No tan rico

17 de junio de 2014

|

Huelgas por mejoras condiciones laborales y de salarios y contra la creciente desigualdad han sacudido desde hace meses a la pequeña isla de Puerto Rico, que un día fue presentada en bandeja de plata por el imperialismo norteamericano, con el fin de vender las presuntas ventajas económicas de una colonia bajo el disfraz  de estado asociado a Estados Unidos.
Pero la crisis ha llegado con tal fuerza desde el pasado año a la ínsula, que las fuentes oficiales han reconocido que Puerto Rico atraviesa el momento económico más difícil de su historia.
No es un problema de ahora, sino que se ha estado incubando desde hace 14 años, aunque los meses de recesión han agravado la situación y no existe la valentía para enfrentarla.
Por ejemplo, no es la primera vez que abordamos la crisis del agua, de su baja calidad, por la irresponsabilidad de las empresas privadas que la controlan, cuestión extensiva a la electricidad. Pues bien, por ahí empezaron los más graves problemas, agravados  por una deuda de más de 70 000 millones de dólares, de pensiones que en su mayoría no tienen fondos y la restricción del acceso al mercado.
Tal es el problema que, tras la bancarrota de la ciudad de Detroit y los problemas en ese sentido del estado de California, se espera que Puerto Rico sea, el tercer ejemplo ”estadounidense” al respecto.
Para tratar de solucionar la situación se trata de mantener el “rigor fiscal”, con el combate a la evasión de impuestos; solucionar las cuestiones de liquidez y lograr un crecimiento económico sostenido, reduciendo el coste de la electricidad para ganar competitividad, y atraer inversiones y turismo.
UN MAL DE FONDO
Puerto Rico ha sido un ejemplo más de cómo los imperialistas norteamericanos, utilizando los grandes monopolios cinematográficos, sus agencias cablegráficas, sus revistas, libros y periódicos reaccionarios, acuden a las mentiras más sutiles para sembrar divisionismo e inculcar entre la gente más ignorante el miedo y la superstición a las ideas revolucionarias que sólo a los intereses de los poderosos explotadores y a sus seculares privilegios pueden y deben asustar.
Ya en 1962, cuando un barco cubano hizo escala en Puerto Rico para realizar reparaciones, la Agencia Central de Inteligencia contaminó la carga de azúcar destinada a la Unión Soviética.
El presidente John F. Kennedy ordenó que el azúcar no se subiera nuevamente al barco, por temor a la protesta e indignación pública, pero la CIA, como de costumbre, no le hizo caso, y reveló más tarde que “Cuba enviaba mucho azúcar y le echamos muchos contaminantes”.
Otra prueba de lo malsana que ha sido la dependencia al Imperio fue una de las pruebas de mercadeo más escalofriantes. Los cárteles colombianos, que buscaban penetrar el mercado estadounidense de la heroína, desarrollaron un producto de alta calidad, con la idea de competir con las pandillas de tailandeses y otros asiáticos que controlaban la venta.
Para tal fin, llevaron a cabo en Puerto Rico un programa “piloto”. Hacia allí embarcaron grandes cantidades de la droga, y los encargados de venderla recibieron muestras gratis para regalar.  Muy pronto, personas que solo consumían cocaína comenzaron a hacerlo con la heroína, el plan tuvo éxito y se extendió por Estados Unidos. Como consecuencia, Puerto Rico enfrenta hoy en día un grave problema de adicción y consumo.
Así se proyecta la vida en esta pretendida vitrina del imperialismo en el Caribe.

Comentarios