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No esperar el diluvio

22 de agosto de 2017

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Por estos días el gobierno de Donald Trump acelera los preparativos para la retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París sobre Cambio Climático, tal como anuncio hacen pocos meses, lo cual ha provocados nuevas protestas de las autoridades chinas, las cuales, sin embargo alejaron el peligro del “efecto dominó” que pudiera causar, y llamaron a acelerar el ambicioso pero necesario proyecto de dejar de ser la principal potencia contaminante del mundo y la segunda –detrás de EE.UU.– en emisión de dióxido de carbono, producto de la generación de electricidad.

Antes del Acuerdo de París, en anteriorescumbres sobre el clima había primado la poca voluntad estadounidense y de algunos de sus aliados por la limpieza del medioambiente, al pretender sacrificios igualitarios de las naciones menos desarrolladas.

Si hay algo difícil de combatir es precisamente todo lo que es o se deriva de esta esfera, para lo cual Beijing ha tomado decisiones que han encontradola recepción de los habitantes de la nación más poblada del mundo.

Precisamente, la intensificación del uso de la bicicleta ha sido primordial en Beijing, la capital, y en otras urbes que cada tiempo se han visto envueltas en nubes tóxicas, por lo cual se ha suspendido ocasionalmente el tránsito de las tres cuartas partes de los vehículos automotores.

Esto forma parte de un plan contemplado en un presupuesto de más de 300 000 millones de dólares

La segunda potencia económica del mundo ha estado utilizando drones y otros equipamientos especiales contra la polución del aire. El diario China Daily indicó que el plan está centrado en Beijing, la vecina ciudad de Tianjin y la provincia de Hebei, densamente poblada y que rodea esas dos poblaciones.

La inversión equivale a más de la mitad del plan de estímulo que China gestó en el 2009-2010 para hacer frente a la crisis financiera mundial y supera la producción económica total de Hong Kong, y contribuye a frenar no solo los altos los altos niveles de contaminación que padecen sus ciudades, donde el 20% de los cánceres pulmonares están relacionados con la polución. Asimismo, ha provocado la muerte prematura de 8 500 personas en Beijing, Shanghai y Xian en tiempos recientes, además de la contaminación de los suelos y el agua.

En general, el 76,1%de las principales ciudades registran niveles de contaminación atmosférica por encima de lo que se considera seguro, según los estándares chinos.

Las autoridades chinas han señalado que la descontaminación del país debe ser parte del esfuerzo de cada habitante de la nación, y que integra un problema que afecta al mundo en general, por lo cual es suicida el torpedeo estadounidense al AcuerdoClimático generado en París.

 

 

Antes del diluvio

Y es que la concentración de dióxido de carbono supera registros históricos. Por primera vez desde que la especie humana habita la Tierra, se ha superado la cifra de 400 partes por millón de dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero. Esta sustancia es la principal responsable del calentamiento global que está generando un cambio climático cada vez más irreversible. El mayor problema es que, una vez liberado, se tardarán milenios en rebajar esa concentración.

El actor estadounidense Leonardo DiCaprio ha seguido difundiendo el documental Before the Flood (Antes del diluvio), realizado en Las Bahamas, producido por Brett Ranner y Martin Scorsese, donde realiza un llamamiento a todos para que, ante la necesidad de frenar el cambio climático, se cambien los hábitos de consumo.

Pero mucho antes, con notable anticipación, en 1974, el Comandante en Jefe Fidel Castro llamaba a la reflexión sobre el tema, que 30 años después abordó en mensaje a una conferencia medioambiental organizada por Naciones Unidas:
“Es necesario señalar que las sociedades de consumo son las responsables fundamentales de la atroz destrucción del medio ambiente… Han envenenado los mares y ríos, han contaminado el aire, han debilitado y perforado la capa de ozono, han saturado la atmósfera de gases que alteran las condiciones climáticas con efectos catastróficos que ya empezamos a padecer.
“Si se quiere salvar a la humanidad de esa autodestrucción, hay que distribuir mejor las riquezas y tecnologías disponibles en el planeta. Menos lujo y menos despilfarro en unos pocos países para que haya menos pobreza y menos hambre en gran parte de la Tierra. No más transferencias al Tercer Mundo de estilos de vida y hábitos de consumo que arruinan el medio ambiente. Hágase más racional la vida humana. Aplíquese un orden económico internacional justo. Utilícese toda la ciencia necesaria para un desarrollo sostenido sin contaminación. Páguese la deuda ecológica y no la deuda externa. Desaparezca el hambre y no el hombre”.

 

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