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No es un presidente, es un macao

23 de junio de 2017

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Toda esta política del corrupto presidente Michel Temer que entraña privatización, recortes sociales y facilidades a inversionistas para que exploten más ventajosamente las riquezas de Brasil ya tiene una cifra que puede ser colgada como medalla a los campeones del neoliberalismo: 2,5 millones de nuevos pobres, cifra que pudiera llegar en diciembre venidero a 3,6 millones.

No por gusto cada día las calles de cualquier ciudad brasileña es anegada por miles de personas que protestan contra los gestores del “golpe blando” para deponer a Dilma Rousseff, quien siempre tuvo en la mira tratar de evitar el deterioro de la calidad de vida del brasileño y reducir la brecha entre ricos y pobres.

Ahora se sabe que la negativa de Dilma al plan propuesto por el Partido Movimiento Democrático Brasileño, de Temer, que perteneció a la coalición oficial, a fin de aceptar un amplio plan de privatización fue el detonante para comprar voluntades y corromper aún más a una gran parte del legislativo, ese que montó un burlesco y bochornoso show mediático y televisivo, a fin de sacarla del medio.

Aunque la injusta justicia brasileña, representada por el Tribunal Superior Electoral, absolvió a Temer de varios delitos de los que no hubiera podido eludir en una mejor sociedad, el presidente ha vuelto por su fueros, prometiendo villas y castillos a quienes inviertan en el país, por lo que ha emprendido una gira por algunos países que integran el BRICS, al que pertenece junto a Rusia, la India, China y Sudáfrica.

Pero ello no acalla los gritos de “Fuera Temer” de miles de brasileños tomaron hace unas horas las calles de una decena de ciudades del país para pedir elecciones y exigir la renuncia de su presidente, en el ojo de huracán por un gigantesco escándalo de corrupción que ha provocado la enésima crisis política e institucional en el país.

Las movilizaciones fueron convocadas en redes sociales por organizaciones de la sociedad civil, y en ellas también se cargó contra los recortes y las reformas económicas antipopulares que ha emprendido el gobierno de Temer.

Sin embargo, la grabación en la que el jefe de Estado avala comprar el silencio del ex presidente del Congreso, Eduardo Cunha, preso por corrupción, ha sido la gota que ha colmado el vaso para la sociedad brasileña, que asiste día tras día a nuevos capítulos relacionados con el pago de millonarios sobornos.

La nueva crisis política amenaza con hacer caer a un presidente que llegó al poder después del impeachment a Dilma Rousseff el año. De momento, Temer resiste pese a que tanto sectores del oficialismo como toda la oposición han exigido su renuncia.

 

 

Se puede decir cómo fue

Temer se niega a renunciar, pese a su implicación en un nuevo escándalo de corrupción.

El diario O Globo, que apoyaba al presidente, publicó una grabación de audio en la que Temer aprueba el pago de sobornos a su antiguo aliado, Eduardo Cunha, expresidente de la Cámara de Diputados y quien impulsó el proceso de destitución de Rousseff.

En dicha grabación, Temer conversa con Joesley Batista, propietario de la firma JBS, la mayor empresa mundial de cárnicos. En la conversación, Batista informa al presidente que Cunha –quien cumple una condena de 15 años– sigue recibiendo sobornos.

Es para “mantenerlo mudo”, le dice Batista a Temer, en referencia a que los sobornos sirven para que Cunha no colabo­re con la justicia. “Tiene que seguir así”, aprueba el presidente.

Batista tenía una grabadora portátil escondida en el saco de su traje, la cual no fue descubierta en la entrada del Palacio de Jaburu, la residencia de Temer.

Temer no desconfió de Batista ni imaginó que en ese momento el empresario ya estaba colaborando con la justicia a cambio de una reducción de su condena.

A diferencia de los líderes de la empresa Odebrecht, que comenzaron a hacer “delaciones recompensadas” cuando ya estaban en la cárcel, las de los ejecutivos de JBS se hicieron en total secreto. Es justamente con el objetivo de aportar pruebas sobre malversaciones que Batista grabó al presidente.

En la misma conversación, el empresario le dice a Temer en varias ocasiones que está sobornando a jueces y procuradores para mantenerlo informado de los avances de la investigación contra la corrupción. En todos los casos, el presidente aprueba la conducta delictiva en lugar de denunciarla.

Más adelante Batista le pregunta a Temer con quién podría resolver un problema que tiene su empresa. Temer dice que con Rodrigo Rocha Loures, diputado de su partido, el PMDB, y hombre de toda su confianza. Se entiende que el pedido de Batista no es para un negocio legal, sino uno que implica la influencia política del diputado, respaldado por el presidente. En efecto, se trata de un “favor” para evadir la ley: en este caso, una decisión de la institución que regula en Brasil la competencia entre empresas.

Varios días después Batista se encuentra con el diputado, a quien le promete 5% del contrato a cambio de su “intromisión” en el tema. El acuerdo consistía en que Rocha debía lograr que JBS comprara gas más barato a Petrobras, la empresa estatal que monopoliza el suministro de este producto.

Ese mismo díalos brasileños no sólo conocieron el audio de Temer, también pudieron observar imágenes en las que Rocha Loures recibe de un exejecutivo de JBS una maleta con dinero en una pizzería de Sao Paulo.

En la maleta hay 150 000 dólares y un chip que rastrea el dinero. Afuera de la pizzería, los agentes de la Policía Federal fotografían la escena, publicada por el sitio web de O Globo.

“Después de eso, es evidente que el gobierno de Michel Temer está terminado. Es cuestión de tempo. Además, su defensa fue realmente lamentable”, considera Mauricio Santoro, politólogo de la Universidad del Estado de Río de Janeiro.

El presidente hizo una alocución de 10 minutos a la nación para explicar el hecho. Llamó a su acusador “criminal” y “mentiroso”. Aseguró que lo había encontrado sólo para tratar el escándalo denominado “carne débil”, otra operación de la Policía Federal para detener a una decena de inspectores sanitarios del Ministerio de Agricultura que cerraban los ojos frente a una carne caduca a cambio de dinero. JBS está implicado también en este escándalo. Pero Temer se confundió completamente de fechas. La grabación de Batista en el palacio presidencial fue diez días después de la operación contra la carne caduca.

Aunque parezca increíble, Temer se niega a renunciar, y se agarra a la presidencia como un macao, porque se siente seguro con sus apoyos neoliberales. Pero ahora las manifestaciones en su contra abundan y son más masivas, y la izquierda se va uniendo y se encuentra en las calles.

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