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No es lo mismo

18 de marzo de 2015

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Cuando parecía que era una realidad el diálogo directo entre el Norte y Sur de Corea, con avances esperanzadores en el encuentro entre familias separadas y el reinicio de inversiones meridionales en la zona septentrional, Seúl vuelve a mostrar una postura bélica alentada por Estados Unidos, que trata de alejar así cualquier obstáculo a la permanencia de sus tropas en Corea del Sur.
La esperanza frustrada y la indignación de parte de la población surcoreana por este inesperado giro bélico, causó diversas manifestaciones de protesta, incluido  un ataque con arma blanca al embajador norteamericano, Mark Lippert, quien resultó levemente herido.
Pero el tono guerrerista en esta ocasión es mucho mayor, ya que a unas maniobras militares conjuntas francamente provocadoras, que gestan  golpes armamentísticos ofensivos contra la República Popular Democrática, finalizadas el pasado día 13, han seguido unas mayores hasta el 24 del venidero abril, con participación de unidades de la marina norteamericanas presuntamente portadoras de armas nucleares.
Hay que señalar que estos ejercicios bélicos en los que participan más de 200 000 soldados surcoreanos y militares norteamericanos acantonados en Corea del Sur, Japón y Guam, ocurren comúnmente antes y no después de ensayos balísticos y pruebas nucleares de advertencia de la parte septentrional, siempre tergiversados al respecto por los manipulados medios de información al servicio de Estados Unidos.
Fíjense si es así, que apenas mencionan los desembarcos en zonas parecidas a la geografía norcoreana y los ataques con fuego real en las proximidades de la costa del vecino país, al tiempo que guardan silencio ante las denuncias de Pyongyang acerca de los preparativos para una agresión directa.
No hay que ser muy ducho e incluso mantener una posición neutral para entender que los escenarios de estas maniobras se acercan al objetivo imperialista de ocupar la República Popular Democrática de Corea a través de golpes preventivos.
DIÁLOGO DESCARTADO
Subrayo, cuando todo parecía encaminado a la creación de un diálogo y la solución diplomática, Seúl vuelve a sentir la presión estadounidense y se aviene al belicismo corriente norteamericano.
De cierta manera quizás no haya sido tan sorpresivo, porque ya la industria norteamericana de la guerra, la principal del imperialismo, le vendió anticipadamente decenas de aviones nodrizas para los “F-15K” y aviones Stealth “F-35A” al Sur.
Al mismo tiempo, países europeos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte suministraron a Surcorea una gran cantidad de misiles de largo alcance (500 kilómetros) Aire-tierra llamados “Taurus KEPD 350K”, para ser cargados en los aviones de combate “F-15K” y “KF-16”.
Ello coincidió con el refuerzo de las tropas ocupantes: la 1ª Brigada de la 2ª División de Infantería recibió un batallón más de infantería mecanizada, con tanques M1A2 y vehículos de combate M2A3, mientras regresaron al Sur el batallón 23ª de las tropas químicas que había sido retirado hace diez años para ser enviado a Iraq, así como un escuadrón de helicópteros de combate de reconocimiento OH-58D.
En otro aspecto de la campaña de provocación, sobresalen las acciones del grupo de extrema derecha surcoreano Fighters for a Free North Korea (Luchadores por una Corea del Norte libre), que desde ciudades fronterizas lanzan globos con propaganda antinorcoreana, transistores y paquetes con dólares hacia el Norte, amparado por Seúl, que dice que es “una muestra de libre expresión”.
Si miramos en retrospectiva, este gobierno surcoreano ha hecho igual que la mayor parte de los anteriores regimenes, los cuales no intentaron abiertamente dialogar de paz y mucho menos de reunificación con el Norte, y lo que sucedió después fueron copias al carbón aumentadas cada año: maniobras militares entre Estados Unidos y Corea del Sur, incluso de acción ofensiva atómica, aderezada por sanciones del Consejo de Seguridad a Corea Democrática por mantener un programa nuclear y haber realizado experimentos de ese tipo de arma, con ensayos exitosos en los lanzamientos de corto y mediano alcance.
Lo cierto es que Estados Unidos lidera un movimiento contra el Norte sin precedentes y obstaculiza mediante nuevas sanciones los esfuerzos de Corea Democrática para desarrollar su economía, por lo cual Pyongyang destacó que  “este hecho ha probado una vez más que el Norte debe defender su soberanía por sí mismo. Ha quedado claro que no puede haber desnuclearización de la península coreana antes de que el mundo se haya desnuclearizado”.
Y aunque la sensatez llama a la no proliferación de armas nucleares, hay que considerar la declaración de la República Popular Democrática de Corea, cuando especificó que “no sería un país como Iraq, Afganistán o Libia, que, por no contar con capacidad disuasiva, fueron agredidos por Estados Unidos”. Por supuesto, no es lo mismo.

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