ribbon

Niñez vulnerable

30 de julio de 2014

|

No es realmente el país más subdesarrollado, ni el que tenga impedimento económico para desarrollar programas de protección, pero México siempre es noticia de primera plana en lo que se refiere a la violencia y, específicamente, contra la niñez y la adolescencia
Violencia contra niños que en cualquiera de sus formase es de carácter abusivo, y se desarrolla en gran medida en entornos como la familia, la escuela, la comunidad, los centros de trabajo o las instituciones, porque, y aunque ese hecho parezca increíble, está legitimado y aceptado socialmente.
Es decir, abusos que se hacen naturales y, por tanto, invisibles, lo cual contribuye a la persistencia y reproducción de las diferentes formas de violencia, como la que tuvo lugar en días recientes en la ciudad de Zamora, estado mexicano de Michoacán.
La truculencia de la información hizo imposible un ocultamiento que se gestaba desde hace seis décadas, porque eso es lo que tiene de vida la “La Gran Familia”, un hogar donde fueron rescatados 458 menores de edad y 138 adultos que estaban esclavizados y eran víctimas de abusos sexuales.
La investigación sobre el internado, donde viven niños abandonados junto a otros que tienen padres, se inició por denuncias sobre el caso de cinco pequeños cuyos progenitores confirmaron que no se les permitía verlos.
Estos padres, así como otros testigos, denunciaron que cientos de chicos eran obligados a pedir dinero, dormían en el suelo entre ratas y chinches, comían alimentos en mal estado y eran víctimas de abusos sexuales
Se hace difícil creer que haya autoridades que reconozcan oficialmente la creación y contribuyan al sustento de ese tipo de institución.
“¿Tú has oído el dicho ‘si pegas no quieres’? No porque los corrigiera los iba a dañar”, dijo Rosa del Carmen Verduzco, conocida como “Mamá Rosa”, la polémica propietaria del  hogar de acogida, cuando defendió su actuación en una casa que, subrayo, operó por más de seis décadas con el reconocimiento de élites políticas e intelectuales.
La mujer de 79 años aseguró que sus fuerzas “menguaron” últimamente y ya no pudo vigilar ciertas cosas, en referencia a los abusos sexuales en que  incurrieron algunos de sus colaboradores, aunque admitió que golpeaba de vez en cuando, no solo como parte de la “disciplina”, sino como una muestra de “cariño”, pero no supo explicar la existencia de una celda de castigo, que ella llamó enfermería,
BRECHA ENTRE EL DISCURSO Y EL HECHO
Si buscamos causas de la violencia contra niños y adolescentes, tanto en México como en otros países, nos encontraremos con que la percepción social es, en muchos casos, que son propiedad de los adultos.
En México existe una brecha entre el discurso de la protección de los derechos de la infancia y algunas prácticas violatorias de los derechos humanos y de la dignidad de niños y adolescentes.
La ausencia de un sistema veraz y fiable de información sobre las formas en que se ejerce la violencia contra la infancia y las consecuencias de ésta, dificulta la tarea de hacerla visible, desnaturalizarla y contar con respuestas adecuadas de política pública para su prevención y erradicación.
Informes recientes sobre violencia arrojaban sobre la mesa dato tan alarmante como que el 66% sufre violencia en su relación en la familia.
No he podido hallar informes recientes sobre los problemas más graves en este sentido, pero ya en el 2007 se indicaba que durante los 25 años anteriores dos niños menores de 14 años eran asesinados cada día.
Esta cifra debe ser mayor hoy día, si tenemos en cuenta el aumento de la violencia en México en el curso de los últimos años, mediante el narcotráfico y el trasiego de la venta libre de armas compradas en Estados Unidos, así como el fracaso en la implementación de programas elaborados por organizaciones internacionales en coordinación con el gobierno mexicano.

Comentarios