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Ni un tantico así

20 de agosto de 2019

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Para cualquier gobierno que desee lo mejor para su pueblo, esa frase del Che tiene enorme transcendencia, cuando el imperialismo aprovecha todos los vericuetos, compra jueces y utiliza la desinformación para salirse con la suya.
Pero con Irán se ha estado equivocando muy a menudo, y cada acción suya choca con la firmeza de Teherán, que responde a cada una de las amenazas.
Así, se vio obligado a dejar en libertad al buque petrolero iraní Grace1, cuando un tribunal de Gibraltar determinó que no había razones para retenerlo, luego de ser efectuado un hecho piratesco al respecto por las fuerzas de la Marina británicas, cumpliendo una orden de Washington, como parte de un plan de provocación que tuvo como escenario principal el Golfo Pérsico y su Estrecho de Ormuz.
Todo había sido envuelto por una propaganda desinformativa que presentaba a los agredidos como agresores, pero nada surtió efecto como en situacionesanteriores en los que se hace que la realidad sea falsa.
Así sucede con hechos que desvirtúan y hacen combatir lo real, independientemente de que nos quieranpresentarsituaciones en que la verdad afluye aparentemente, como se hace ver en una interesante serie televisivanorteamericana que presentaMultivisión en las noches dominicales de este verano, con una buena y necesaria presentación explicativa por la parte cubana.
Y es que la realidad es mucho más amarga, y esa apenas se llega a conocer tiempo después, porque quienes asumen la tarea de la desinformación en nuestras sociedades, en vez de abordar aquello que circula sobre determinados hechos para confeccionar su exposición desvirtuada, elaboran más bien una curiosa lectura a partir de expresiones más o menos dichas y de hechos que a medias o en parte ocurrieron. O sea, no hay nada nuevo.
Cuestiones del capitalismo y sus pautas, que tienen que ver con los procedimientos ingeniosos para que siga fluyendo el petróleo por el Estrecho de Ormuz y nada con evitar que se viertan barriles de sangre en caso de confrontación.
Por eso, el tema de preocupación por el Imperio sigue siendo Irán, y no es para menos, porque hay una historia que respalda el quehacer de quienes no demuestran temor ante un enemigo prepotente y, sobretodo, abusador con los más débiles.
Pero ello viene de antes del milenario Camino Real Persa de Darío I, y se enseñorea en el futuro, porque el Imperio no está conforme con que Irán juegue en el futuro un papel central y decisivo en la Nueva Rutade la Seda, el magno empeño de China que involucra a más de 60 países y conecta a Asia y Europa, por lo menos.
En la antigüedad, y por los siglos de los siglos, Persia fue el cruce de los caminos comerciales, el punto oriental de llegada de los mercaderes europeos y el mercado al occidente para los abastecedores procedentes de China y el resto de Asia. En el presente, la interconexión iraní, partiendo de la ferroviaria, será insustituible, y abre los derroteros al Golfo Pérsico y al Mediterráneo. Una integración y un desarrollo agobiantes para Washington.
Más allá de eso, y quién sabe en qué orden de prioridades lo dispongan los obsesos dirigentes estadounidenses, Irán es el indeseado prototipo que ha cumplido las cuatro décadas en las narices de tanta codicia: un fuerte aliento de soberanía para la región y, gracias a los injustificados y reiterados asedios, para el mundo.
Por eso, los actuales dirigentes iraníesestán de acuerdo con el Che, cuando este dijo que a los imperialistas no se les podía dar “ni un tantico así”.

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